viernes, 24 de junio de 2016

El precariado en el cibermundo



La tecnología de la información y del conocimiento se encuentra en el centro de la transformación económica y educativa del cibermundo. Este mundo digital se caracteriza por la gestión en la organización, producción y comercialización  del conocimiento. Está marcado por una cibercultura moldeada por  entornos virtuales educativos y culturales, teléfono inteligente, tableta,  agendas electrónicas y redes sociales  como Facebook, Snapchat, Instagram y Twitter, que se expanden gracias a los avances de la filosofía tecnocientífica, cibernética y ciberespacial.
Una mirada a ese cibermundo en el plano de los trabajadores y cibertrabajadores nos revela cómo las precariedades sociales que eran exclusivas del continente africano y los países latinoamericanos se han instalado en todo el planeta. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el total de trabajadores  vulnerables que viven en la permanente inseguridad, en la búsqueda de la subsistencia del día a día, constituyen cerca de la mitad de la fuerza laboral global, con más de  1.590 millones, sin contar con millones y millones de desempleados o de lo que viven en la pobreza.
Una mirada a Europa en estos días que corren es un archipiélago de incertidumbre con sus crisis financieras, con el desmantelamiento del Estado de bienestar, que se ha convertido en Estado de malestar, en Francia (2016), desde que se planteó el proyecto de reforma laboral, sus ciudadanos no paran de  protestar,  cientos de miles de franceses se han tirado a las calles, diciéndole no a la reforma laboral  exigida durante años por  Bruselas. Con la reforma  se pretende despojar a los trabajadores de una serie de reivindicaciones conquistadas en décadas. Se pretende socavar el poder efectivo conquistado por los trabajadores,  poder que le ha dado estabilidad laboral, económica y espiritual,  y que se encuentra estatuido en la norma jurídica y constitucional de ese País  ,  y que  sin ese tipo de poder efectivo , no  puede  hablar de las otras libertades (positiva o negativa, Norberto Bobbio, 2003).
 Tal pérdida de poder efectivo, de libertad positiva de corte material y social   ha colocado a una franja de ciudadanos  europeos en precariados, que es lo mismo que vivir en una precariedad e inestabilidad laboral,  en vivir en la vulnerabilidad permanente, con bajo salario, con inseguridad en prestaciones laborales y  el derecho  ser cancelados de las empresas por bajo rendimiento laboral. 
El precariado  se ha constituido en un sujeto que no puede abordar un proyecto de vida a partir de un trabajo estable y que vive deambulando en diversas empresas, con la angustia de no saberse seguros en un trabajo específico. El miedo, la inseguridad, el estrés y sometimiento a una ansiedad constante  ante la amenaza de verse desempleado o  reducido su nivel salarial.
El precariado  que hoy vive en los principales países del cibermundo, no se puede confundir con el proletariado del mundo del siglo XX, en que su jornada laboral era estable y resguardada por una seguridad social que descansaba en los sindicatos, hoy este sujeto es una especie de  proletario precario, con un futuro incierto. Su adaptación al aceleramiento del ciberespacio, de la tecnología disruptiva en el ámbito de lo digital, de lo virtual, lo tiene en constante agotamiento. Como profesional o técnico sus metas y proyectos están subordinados a la expectativa de la empresa, la cual vive en constante cambio, por cualquier descuido puede ser desechado como un envase platico al basurero
El cibermundo se ha hinchando de sujetos precarios, ya que parte de su fuerza laboral vive en la precariedad, en el ir y venir de un lado a otro, sin un trabajo fijo, en una economía electrónica, virtual, que lo ha sumergido en jornaleros electrónicos contratados.
 En los Estados Unidos y en Europa parte de la manos de obra se ha latinoamericanizado, el desmantelamiento poco a poco de la seguridad social, protección laboral y el fin del pleno empleo es una realidad, que hace que los ciudadanos de ese continente vivan en una inseguridad y precariedad laboral.
 En la  Unión Americana desde el mes de abril (2016) unos 40.000 trabajadores de la empresa Verizon se declararon en huelga. Estos luchan contra una vida de precariados, aplicada por la empresa. Han comenzado a perder los derechos a empleo seguro y a la eliminación de cláusulas que les favorecían como  "no al despido por la empresa" y la garantía de no disminución de los salarios y otras prestaciones laborales, que los van llevando a una vida de futuro incierto, de caída al vacío.
El precariado tiene características de clase  en que entran en sus diferentes relaciones laborales inestables. Viven  cambiando de un trabajo a otro, los cuales  no le dan seguridad, por lo que se ven  forzados a puestos de trabajo negociados. “El precariado es la primera clase social de masas en la historia que ha ido perdiendo sistemáticamente los derechos conquistados por los ciudadanos”. (Standing, 2014). Los precariados del siglo XXI,  se han estado transformando en son  zombis de la mera reproducción biológica y atrapados en un purgatorio espiritual, de un llamado progreso que exhibe cosas, no seres humanos dignos y de vasta cultura del mundo y el cibermundo.
El mundo digital ha estado cambiando la forma en que vivimos, en que pensamos y nos comportamos. Tales cambios van “acorde con la propagación de la precarización”, que se encuentra impregnada en todos los aspectos de nuestra vida, y que “está teniendo un profundo impacto sobre el cerebro humano” y en nuestra capacidad de pensar y de actuar. Este mundo digital o cibermundo se “está haciendo de forma coherente  con la hechuras del precariado.”(Standing, 2013:42-43).
Por eso el “mundo digitalizado no respeta la contemplación o la reflexión; ofrece estímulo y gratificación instantáneos, obligando al cerebro a conceder más atención a las decisiones y reacciones inmediatas” (ídem).
Tal situación afecta la creatividad y la formación intelectual del precariado que vive en condiciones  vulnerables y en la aceptación instantánea en las redes sociales y  los diversos entornos virtuales que coexisten  en el ciberespacio.
En este aspecto cobra importancia  que los gobiernos inviertan en políticas públicas, en el ámbito de una filosofía tecnológica y educativa, cuyo objetivo debe ser la creación de una sociedad del aprendizaje, tal como lo plantea el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz (2015:332). Esto es así, porque “los mercados, por sí mismos, no crean una sociedad del aprendizaje; la estructura de la economía, resultado de las fuerzas del mercado, produce menos aprendizaje- y menos crecimiento- que el que podría o debería haber”.   
La investigación, la innovación, el conocimiento y la educación  forman parte del éxito, de la mejoría y el desarrollo de las principales economías del cibermundo;  además de su  posible garantía en el cambio  social  que favorezca a una franja inmensa del precariado.
La inversión en educación superior, en investigación e innovación tecnológica, junto al sector agrícola y el sector servicio (caso específico  educación, salud, cultura y seguridad) son de las prioridades de los gobiernos que entienden que los mercados  por sí solo no funcionan para el cambio de un estilo de vida digno en un mundo digital.
Hay que entender, cómo afirma Standing, que lo que caracteriza y distingue al precariado “no es su nivel salarial o de  ingresos monetarios recibidos en determinado momento, sino la falta de apoyo comunitario en tiempo de necesidad, la carencia de subsidios empresariales o estatales  asegurados y la carencia de beneficios privados que complementen las ganancias monetarias obtenidas”. (Ibíd.: 33). De ahí que viva en la inseguridad en el mercado laboral y en la nostalgia de lo que no volverá: estabilidad salarial y seguridad en sus ingresos que les vuelven vulnerables  en un mundo digital sobrecargado de información.
 En este panorama de progreso tecno científico que exhibe un mundo de pantallas,  de innovación tecnológica y de control virtual,  los gobiernos que se dicen ser democráticos tienen que abocarse a inversiones de políticas públicas para  cambiar el modelo estructural que  sigue produciendo un precariado con rostros depresivos,  angustiosos y desesperados.
Intelectuales como Ulrich Beck y Zygmunt Bauman han reflexionado sobre este sentimiento de inseguridad laboral y de sentido de la vida que cubre como tiempo nublado a una inmensa franja de precariados, porque su inseguridad se presenta en  gastar más tiempo buscando trabajo que en ser contratados.
Es por eso que hay que entender que no se puede  pensar que los mercados funcionan y se auto regulan por sí solos, al margen de políticas públicas, tecnológicas e innovadoras, bien marcadas por una ciberpolítica en estos tiempos.
Estas preocupaciones las podemos encontrar en el informe sobre el índice de Desarrollo Humano (PNUD: 2015) cuando dice que el  trabajo está sufriendo cambios que afectan el desarrollo humano en este mundo global como resultado de la revolución digital. Esta revolución ha repercutido en la creación y destrucción de empleos y en las redes de trabajo creativo y voluntario.
El informe del PNUD, aboga por  un nuevo mundo laboral   donde los trabajadores sean más flexibles y tengan una mayor capacidad de adaptación y han de estar preparados para la formación continuada, los traslados y la renegociación de las condiciones de trabajo. Al respecto dice el  informe que “la población más relacionada con este nuevo mundo laboral es la generación del milenio” (…). Este grupo ha alcanzado su mayoría de edad en una época donde las tecnologías digitales y las tecnologías avanzadas de la información y las comunicaciones han penetrado en todos los ámbitos de la vida”. (ibíd.: 17-18)
Aunque lo fundamental es que “este grupo ha llegado a la edad adulta en un momento en que la flexibilidad, la adaptabilidad y el trabajo no convencional son cada vez más comunes”. (Ídem). Serán los jóvenes net y nativos digitales los que tendrán que vérselas con las diversas estrategias de un  capitalismo net. Este capitalismo de redes electrónicas se ha estado edificando en una cibereconomía acelerada, que en los últimos diez años se ha duplicado en bienes y servicios, alcanzando  unos 24 billones de dólares  en el 2014.

Referencia bibliográfica
Standing, Guy (2013). El precariado. Una nueva clase social. Barcelona: Pasado y Presente.
- (2014). “Por qué el precariado no es un ‘concepto espurio’.” http://www.fes-sociologia.com/uploads/public/st82_prom.pdf
Stiglitz, Joseph E.  & Greenwald, Bruce C.  (2015).  La creación de una sociedad del aprendizaje. México: Paidós.
PNUD (2015). Trabajo al servicio del desarrollo: humanottp://www.undp.org/content/undp/es/home/librarypage/hdr/2015-human-development-report.html.