Fin de año: Camino por recorrer
A . Salomón Bastardo, cibernauta de todos los tiempos
31 de diciembre de 2015 - 12:08 am - 0
Nacimos y vivimos esas tradiciones que nos ha tocado vivir como occidentales, y más específicamente en nuestra cultura-lengua, como parte del legado español, a finales del siglo XV y que se configuró con el legado africano, en el siglo XVI y XVII, dando como resultado lo que somos hoy como dominicanos
La conformación de esas creencias brotan de la relación lenguaje, discurso, lengua, cultura y sociedad, Es por eso que la visión del sujeto sobre determinadas fiestas, ritos o celebraciones, hay que colocarla en el marco de su cultura que va moldeando el sentir y pensar de dicho sujeto. Somos sujetos sociales y culturales, vivimos entre fiestas y celebraciones, ya sea a fin de año o comienzo de otro, por lo que no podemos excluir las tradiciones de siglos; somos partes de estas, quiérase o no. De ahí que en este camino que seguimos recorriendo, somos tradición, innovación y modernidad.
Esto es así porque formamos parte de la cultura occidental que se rige por el calendario gregoriano, en reconocimiento al papa Gregorio XIII, quien, en 1582, modificó el calendario antiguo de los romanos. Esta modificación ha dado como resultado un híbrido entre mitos romanos y cristianos, que son parte de nuestra tradición y que hemos llevado a rastras en el proceso de mundialización que ha dado como resultado el mundo y el cibermundo en este siglo XXI.
Es por eso que nuestra vida es en parte arraigo occidental. En nosotros subyacen las creencias de un punto de partida y otro de llegada, fundamentadas en el dios Jano, que nos persigue desde los tiempos de los romanos y que en latín significa Januarius o janero, es el mes de enero, que es el dios de las dos caras, una que mira hacia atrás y otra hacia delante. Esas caras de Jano, Janus o Enero representan el dualismo, que cierra camino, pero también lo abre, ya que es la puerta que se te cierra y se abre, que te da la bienvenida y también la despedida, encarnación del año que finaliza, y el año que comienza, el nuevo año.
En tal sentido, el fin de año (31 de diciembre) forma parte de nuestras vivencias envueltas en creencias entendidas como lo que carece de pruebas, en tiempo recorridos que tiene un rostro hacia atrás, y un 1 de enero, con rostro hacia delante, y el cual cobra significado como la entrada, la llegada (como dio Jano), que brinda riqueza y productividad. Por esa razón brindamos por ese nuevo año, para que nos traiga prosperidad o buenos augurios, como decían los romanos paganos. La fiesta de una llegada y la de un comienzo les fascinaba a muchos cristianos, los cuales ponían en movimiento su cuerpo en esas celebraciones paganas romanas.
En otras culturas –asiática, africana y mahometana–, el nuevo año es celebrado en cualquier mes del calendario gregoriano, en fechas distintas, de acuerdo a sus ritos mitológicos, costumbres y religión. ver. http://acento.com.do/2015/opinion/8311910-fin-de-ano-camino-por-recorrer/
Es por eso que nuestra vida es en parte arraigo occidental. En nosotros subyacen las creencias de un punto de partida y otro de llegada, fundamentadas en el dios Jano, que nos persigue desde los tiempos de los romanos y que en latín significa Januarius o janero, es el mes de enero, que es el dios de las dos caras, una que mira hacia atrás y otra hacia delante. Esas caras de Jano, Janus o Enero representan el dualismo, que cierra camino, pero también lo abre, ya que es la puerta que se te cierra y se abre, que te da la bienvenida y también la despedida, encarnación del año que finaliza, y el año que comienza, el nuevo año.
En tal sentido, el fin de año (31 de diciembre) forma parte de nuestras vivencias envueltas en creencias entendidas como lo que carece de pruebas, en tiempo recorridos que tiene un rostro hacia atrás, y un 1 de enero, con rostro hacia delante, y el cual cobra significado como la entrada, la llegada (como dio Jano), que brinda riqueza y productividad. Por esa razón brindamos por ese nuevo año, para que nos traiga prosperidad o buenos augurios, como decían los romanos paganos. La fiesta de una llegada y la de un comienzo les fascinaba a muchos cristianos, los cuales ponían en movimiento su cuerpo en esas celebraciones paganas romanas.
En otras culturas –asiática, africana y mahometana–, el nuevo año es celebrado en cualquier mes del calendario gregoriano, en fechas distintas, de acuerdo a sus ritos mitológicos, costumbres y religión. ver. http://acento.com.do/2015/opinion/8311910-fin-de-ano-camino-por-recorrer/