martes, 8 de noviembre de 2011

El intelectual y el poder en la era del cibermundo.




En su te texto historia de la sexualidad volumen 1,  Focault, dice como el poder no puede entenderse como el conjunto de instituciones y aparatos que garantizan la sujeción de los ciudadanos en un Estado determinando. A si como tampoco un sistema general de dominación ejercida por elemento o un grupo sobre otro; más bien hay que entender que se trata de multiplicidad de las relaciones de fuerzas inmanentes y propias del dominio en que se ejerce, y que son constitutivas de su organización.
Por lo que no debe buscarse su existencia en un punto central, en un foco único de soberanía del cual irradiaría formas derivadas y descendientes, ya que el poder está en todas partes.
Focault, no sienta en el banquillo de los acusados a la economía capitalista, como tampoco a su instancia, el Estado, sino que sienta al mismo poder. Por lo que de una u otra manera lo sujetos mantenemos determinadas relaciones con el poder (cristalizado en el Estados) y sus múltiples instancias.

Ahora bien, las nuevas formas de poder social ha ido cambiado y será en la década de los noventa del siglo XX, que a los intelectuales y al poder hay  que colocarse más allá de Focault, y quien mejor que su amigo Gilles Deleuze quien explica como las sociedades  disciplinada, organizadas en los grandes espacios de encierro y que Focault situó en los siglos XV111 y XIX con su apogeo a principios del siglo XX, entraron en crisis y han estado siendo sustituida por la sociedad de control, en donde el marketing es el instrumento que forma  la nueva raza impúdica de nuestro dueño .

 Por lo que se desprende que el sujeto no se encuentra encerrado, sino endeudado, en un mundo virtual y de relaciones de poder digital y biométrico.

El intelectual que pretende reflexionar con relación al sujeto, al poder , a la sociedad, tiene que entender como la innovación tecnológica, cibernética han estado incidiendo en las relaciones sociales en donde  la microelectrónica, la informática, la biogenética, la robótica y las redes sociales virtuales y reales han construido en el mundo un cibermundo, y por lo tanto una nueva forma de  poder que se mueve en la  vigilancia, los dispositivos electrónicos de espionaje y en control de los sujetos a través del método biométrico.