Linchamiento cibernético en República Dominicana
Al día de hoy TODOS estamos expuestos ante
los medios (lo que pasa en Las Vegas hoy se queda en Google para siempre) y
tenemos que ser un poco más conscientes y cuidadosos de nuestras acciones, pues
los teléfonos y las redes, para bien o para mal de los sujetos, han acabado con
nuestra privacidad e intimidad. Además, hemos hecho de las redes la plaza de
linchamiento del siglo XXI. (Alejandro
Fernández, 10 de agosto 2016, carta escrita en su cuenta de Facebook)
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La compresión de una filosofía del ciberespacio
pasa por una teoría del sujeto cibernético articulado al lenguaje, a la lengua,
al discurso y al poder cibernético como sistema social de control político.
Es, pues, partiendo de esta visión
sistémica y sobre una ciberepistemología que ha de situarse el internet como
como redes de herramientas históricas de la tecnología digital y el
ciberespacio como espacios virtuales e interactivos forjados por los sujetos cibernéticos,
el cual no tiene nada que ver con los propietarios de empresas de los
proveedores y propietarios de los servidores.
Además, tal visión nos ayuda a comprender
que los dispositivos y herramientas digitales no son resultado de una era,
sino de un sistema social, cultural económico y político (cibermundo) en el cual
hay que situar las prácticas sociales de esos sujetos cibernéticos que se
mueven entre los espacios físicos y los virtuales.
Por esta razón, no se puede creer (opinión
sobre el sistema) que el cibermundo puede llevarse o reducirse en un
bolsillo (móvil inteligentes, tabletas, entre otros dispositivos), como si esto
implicara una cobertura social y política global dentro de la hondonada del
ciberespacio y las diversas prácticas sociales que van definiendo al sujeto
cibernético. Este último se mueve en diversos micro espacios virtuales, en
múltiples relaciones que van desde cajeros automáticos, coches, aviones, el quirófano de una sala de
emergencia, en redes militares, comerciales, en fin en ciudades inteligentes o
ubicuas o en determinado sistema ciberfísico; por lo que todas esas
prácticas cotidianas no pueden reducirse a un dispositivo digital con varias
aplicaciones que manejamos y las sacamos de nuestro bolsillo.
El pensar sistémico implica que el sujeto
cibernético que de por sí entra por esa relación lenguaje-lengua-discurso como
artífice de ese cibermundo, no se encuentra subordinado a ningún sistema de
programación. De ahí que no se puede pensar que este vive tecnológicamente en
el ámbito de la soledad y la frialdad, tal como se abordaba en el discurso de
la tecnología y la primera cibernética de mitad del siglo XX, pensada por
Heidegger y la escuela de Fráncfort, y fuente de repetición en los discursos
filosóficos, literarios y sociológicos que no entienden que la tecnología de
estos tiempos brota de la cibernética de segundo orden y está articulada al
pensamiento complejo que da refugio en lo virtual y calentura social.
Por lo que la entrada en escena de la tecnología
cibernética y ubicua no es un refugio frio y solitario en el que vive el sujeto
cibernético. Por el contrario, es una fascinación por lo interactivo y lo
multimodal. Que una franja de sujetos cibernéticos perciba lo contrario, de
acuerdo a manejos estadísticos, no puede verse como sentido único, porque
quiérase o no, es dentro de ese sistema cibermundial (lenguaje-sujeto
cibernético-discurso) que hay que buscarle sentido a la trasformación, la
aceptación o la rebeldía; ya que el vivir fuera de ese sistema es imposible.
Es en ese sistema donde entra la ciberplaza y los sujetos
cibernéticos que viven en los espacios físicos y virtuales. Los linchamientos cibernéticos conocidos también
como linchamientos digitales no podemos confundirlo con el ciberacoso (ciberbullying) este apunta a un
hostigamiento permanente de un sujeto sobre otro, sin que el acosado muchas
veces haya cometido algún hecho por el cual deba ser acosado. El acosado es un
perseguido permanentemente, como el caso de los acosos sexuales, escolares y
laborales. El escolar es una especie de matonismo que puede afectar en lo
físico o en lo psicológico y se da en espacios físicos (centros escolares) o en
el ciberespacio (redes) entre niños y adolecentes
El linchamiento cibernético es más abarcador, lo que no
deja a un lado al ciberacoso en cuanto que las agresiones psicológicas, las
intimidaciones y difusión de fotografías, correos y videos se difunden en el
ciberespacio; sin embargo, en el linchamiento digital (ciberlinchamiento)
se dan varios escenarios, desde la ciberpolítica hasta la farándula, en el que
entran determinados discursos multimodales, textuales, interactivos, videos y
memes que se mueven entre las aplicaciones y redes sociales (Intagram
Wassapt, Tuiter, Facebook, Yotube),
como resultado de cierta provocación y arrogancia que brota del
poder y los poderosos.
El ciberlinchamiento en muchos casos brota de una
indignación, de una causa legítima, un empoderamiento justo de los sujetos
cibernéticos (Rheingold, “las multitudes inteligentes”) ante un evento acaecido
o producido por un sujeto que forma parte de una determinada instancia del
poder social. De ahí que muchos políticos, artistas y sujetos de gran
renombre social hayan sufrido linchamiento digital y les haya caído en las
redes su tormenta de mierda.
No es lo mismo ni es igual cuando el movimiento Anonimus
lincha a un sujetos de poder político debido a los efectos de aplastamiento
y arrogancia que produce su discurso en la sociedad que cuando algunos sujetos
intentan linchar en las redes sociales, sin ningún criterio o fundamento
político e ideológico, a un sujeto que simplemente haya cometido un acto de
poca monta.
El sujeto cibernético con mentalidad de ciberturba intenta
linchar, condenar con pasión ( moralina) una caída o una manera de sentarse de
un presentador o una presentadora en determinado escenario televisivo, un
error cometido que va desde una simple falta ortográfica hasta una mirada
desorbitada de un sujeto que en su práctica social y virtual puede estar bien
posicionado en su área artística o profesional, contrariamente a la
apuesta política con estrategia bien definida por parte de multitudes
inteligentes, que su linchamiento (crítica sarcástica, aniquilar con ironía) va
más allá de este tipo de mentalidad.
La
República Dominicana vive en el cibermundo global por lo que no escapamos a estos
tipos de linchamientos, en los que han sobresalidos políticos, artistas y
profesionales que por su comportamiento social han sido linchados en
todos los entramados de las redes sociales, de las diversas aplicaciones, blog,
en comentarios que van dejando los sujetos cibernéticos en los diarios
digitales del ciberespacio.
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