A mediado de los noventa del siglo XX, escribía para el
suplemento cultural del diario El Siglo lo siguiente:
Las
sociedades de las informaciones se mueven en complejas relaciones entre el
poder de la informática y los sujetos cibernéticos que la constituyen (hackers,
cibernautas, técnicos, intelectuales especializados en algunos temas
cibernéticos).Es en esas relaciones que se producen todos los tipos de virus informáticos,
las apropiaciones de archivos completos, los hackers y sus inserciones a
computadoras de empresas o instituciones de los Estados políticos, los fraudes
electorales electrónicos, las estafas comerciales y las alteraciones de datos económicos
y presupuestarios de cualquier proyecto.
La
compresión de todos los sucesos que va produciendo la era de la información
atraviesa lo político, porque esos sucesos obedecen a estrategias de poder, a
nuevas formas de control social informatizado por lo que no se puede reducir la
era de la información a visiones tecnológicas, sin articulación a lo filosófico
social y político.
En
tal sentido, en estos días que corren para las próximas elecciones en que se elegirán
las autoridades de la Universidad Autónoma
de Santo Domingo, no se puede despachar
el voto electrónico como rechazo y aceptación, ya que esto implica una cultura
digital; por lo que se debería apuntar hacia un debate en la UASD, ya que tal acontecimiento implica múltiples estrategias,
que van desde la innovación a la educativa y a la política.
En estos momentos en que faltan pocos meses
para las elecciones hay poca informacion en el profesorado sobre el voto electrónico.
Por ellos hay que hacer un trabajo educativo y pensarlo muy bien en la implementación
del voto electrónico, para que no se preste a confusión, a una percepción de
mal manejo tecnológico que disloque el sentido de lo seguro por un fraude electrónico.
En muchos países desarrollados se ha prohibido el voto electrónico,
luego de una euforia por su instalación en el sistema electoral.
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