Presentación del libro: Hackers y filosofía de la ciberpolítica. Por Diógenes Céspedes
La obra que circula esta tarde en manos de los lectores,
titulada Hackers y filosofía de la ciberpolítica (SD: Búho, 2012), es pionera en el
país en la amplia temática que abarca, pero cuya especificidad consiste en
ofrecer a los lectores un amplio panorama de la cibernética, la Internet, el
cibermundo y el ciberespacio, pero al mismo tiempo un análisis de las
implicaciones epistemológicas y políticas de estas disciplinas virtuales y de
los conceptos que les son propios.Desde los años 80 del siglo pasado hemos asistido a la
lectura de artículos de periódicos sobre las computadores y el Internet, pero
trabajos esporádicos que se quedaban en la simple información instrumental acerca
de cómo sacarle el mejor provecho, sobre las piezas y repuestos, los puntos de
venta y los cursillos que ofrecían innumerables centros de educación para que
el futuro estudiante aprendiera el manejo de la computadora y el dominio de los
sistemas operativos y los programas. En aquellos años 80 del siglo XX, tener una computadora,
dominar los sistemas operativos y los programas, era visto como una panacea
para el acceso a los empleos en el mundo empresarial y financiero. No se
traspasaba este límite.
Pero mi estancia en Nueva York entre 1996 y 1997 y mi
encuentro con Andrés Merejo en aquella urbe y el mundo en el cual él estaba
metido de cabeza, me hicieron comprender la vastedad de la Internet y las
múltiples posibilidades que esta abría a los dueños de computadores en la
República Dominicana, usados hasta aquel momento como un instrumento de trabajo
que había sustituido a la máquina de escribir.
No,
ahora, las miles de oportunidades que abría la Internet
a través de la red de redes, es decir, el ciberespacio y el cibermundo,
eran
infinitas, pero también se abrió la posibilidad de implementar junto a
este
mundo de la ciencia del conocimiento y la información, una nueva
disciplina: la
epistemología de este nuevo conocimiento y una nueva ética política de
esa
actividad propia de un sujeto nuevo que emergía: el sujeto cibernético.A
mi regreso a Santo Domingo en 1997, apenas un año después
me correspondió el honor de que Osvaldo Santana, a la sazón director del
diario
El Siglo, me propusiera crear y
dirigir un suplemento cultural que apareció el 27 de junio de 1998 con el nombre
de Cultura del Siglo. Ese fue el
título connotativo que tuvo para mí dicho suplemento, una oportunidad
maravillosa de buscar yo mismo los colaboradores del suplemento, con un pago
entre 1000 y 1500 pesos por colaboración. Lo jamás visto en los anales de los
suplementos culturales en nuestro país.
Cuando comencé la organización del suplemento, unos tres
meses antes de su aparición, llamé a Andrés Merejo para que se ocupara de una
columna semanal dedicada únicamente a informar y analizar para los lectores de Cultura del Siglo todo lo que estaba
ocurriendo a escala mundial en el cibermundo, el ciberespacio, la red de redes,
la bibliografía más importante sobre estos temas y los autores que él entendía
eran los más críticos y versados en este campo preñado de improvisadores y
narcisistas, pero también de ingenuos y oportunistas.Merejo llenó cabalmente su contenido como articulista de
estos temas y el libro que ustedes leerán dentro de poco es un corpus minúsculo
seleccionado del conjunto de trabajos que publicó en Cultura del Siglo todos los sábados, desde el 27 de junio de 1998
hasta el cierre del suplemento en octubre de 2001.Merejo es, pues, el introductor de una nueva disciplina y
un nuevo conocimiento que no existía en la cultura dominicana hasta 1998: la
cibernética, el cibermundo y el ciberespacio, su epistemología y su ética
política y creador, además, de una nueva categoría social, el sujeto
cibernético, el cual ha sido añadido a los 13 tipos de sujetos que Henri
Meschonnic enumeró, definió y analizó en su segundo libro publicado en Santo
Domingo en 2000 por la Feria del Libro con el título de Crisis del signo. Política del ritmo y teoría del lenguaje.
El aporte de Merejo a la cultura informática y cibernética
dominicana ha tenido el doble mérito de la realización de sus estudios sobre
estos temas y sobre la astrofísica en los Estados Unidos y su total
aclimatación a la especificidad de un país infopobre como lo es la República
Dominicana. Y este trabajo de transformación de una práctica que él encontró en
su sociedad no hubiese sido posible si Merejo no hubiese hecho una alianza con
el discurso teórico de la poética meschonniciana, pues jamás hubiese podido
reflexionar acerca de lo que es el sujeto, concepto clave para fundar un
discurso crítico del mundo contemporáneo y sus prácticas sociales.
Un libro previo de Merejo titulado La vida americana en el siglo XXI (SD: De Colores, 1998) le sirvió
de base y experiencia para acceder a lo empírico de la vida dominicana tanto en
el siglo XX como en lo que va del XXI. Pero nuestro autor se ha nutrido
también, reconociéndoles los aportes y las fallas, de los grandes intelectuales
de ambos siglos, tales como Daniel Bell, Manuel Castells, Alvin y Heidi
Toffler, Nocholas Negroponte, Francis Fukuyama, Gilles Lipovetsky, Octavio Paz,
Giovanni Sartori, Paul Virilio, Jean Baudrillard, Luis Joyanes,Vivianne
Forrester, Peter Drucker, Bill Gates, Michel Foucault, Mark Minasi, Alain Minc, y otros con quienes dialoga en una
obra anterior titulada La República
Dominicana en el ciberespacio de la Internet. Ensayo filosófico cibercultural y
cibersocial (1995-2007), publicada
en la Editora Búho en 2007, así como posteriormente en su tesis doctoral sobre
Filosofía en un mundo global defendida en 2011 en la Universidad del País Vasco.
Y ha sabido también Merejo dialogar con los intelectuales
dominicanos que han asumido, con o sin crítica epistemológica, el discurso de
la cibernética, la Internet, el
cibermundo y el ciberespacio, tales como Leonel Fernández, Andrés L. Mateo,
Manuel Núñez, Manuel Matos Moquete, Marcio Veloz Maggiolo, Cándido Gerón, José
Rafael Lantigua y quien les dirige la palabra. Estos nativos, y los extranjeros
citados en el párrafo anterior, son los interlocutores con quien Merejo
dialoga, discute y sitúa las ideologías de los discursos que estos sujetos han
producido acerca de los temas ciberespaciales, como se denominó la columna del
autor en La Cultura del Siglo.
Esta obra de Andrés Merejo se caracteriza, pues, por el
abordaje de los temas filosóficos, epistemológicos y éticos aplicados al
funcionamiento del mundo cibernético y ciberespacial en nuestro país. Por esta
razón encontraremos puntos de vista críticos acerca de la era cibernética y las
zonas grises dominicanas, un debate sobre la diáspora dominicana y su
pertenencia a nuestra “nación”, una discusión sobre Fukuyama y su discurso
teleológico del fin de la historia, las razones por las cuales nuestro país forma
parte de la sociedad de la información, el espionaje electrónico en nuestros
procesos electorales con sus ejemplos al canto, el tema de nuestros políticos
virtuales, la ética del informático, las consecuencias del navegar por la red
de redes sin objetivo específico, los diferentes tipos de hackers, cómo se han
creado los virus informáticos más peligrosos y los efectos que han producido, las
consecuencias de las luchas comerciales entre los gigantes de la Internet como
Bill Gates y Steve Jobs y otros empresarios informáticos, así como la posición
del gobierno norteamericano en el conflicto y, finalmente, cómo la creación de
la triple doble uve (WWW) ha atenuado los efectos devastadores de los virus
informáticos.No entro en los detalles y las respuestas a la discusión de
estos temas trabajados por Andrés Merejo para no contarles la película completa
y dejar así que sean ustedes mismos, cuando lean la obra, quienes descubran el
pensamiento del autor y su obra.
1 comentario:
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