viernes, 28 de octubre de 2016

Linchamiento cibernético en República Dominicana
Al día de hoy TODOS estamos expuestos ante los medios (lo que pasa en Las Vegas hoy se queda en Google para siempre) y tenemos que ser un poco más conscientes y cuidadosos de nuestras acciones, pues los teléfonos y las redes, para bien o para mal de los sujetos, han acabado con nuestra privacidad e intimidad. Además, hemos hecho de las redes la plaza de linchamiento del siglo XXI. (Alejandro Fernández, 10 de agosto 2016, carta escrita en su cuenta de Facebook)
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La compresión de una filosofía del ciberespacio pasa por una teoría del sujeto cibernético articulado al lenguaje, a la lengua, al discurso y al poder cibernético como sistema social de control político.
Es, pues, partiendo de esta visión sistémica y sobre una ciberepistemología que ha de situarse el internet como como redes de herramientas históricas de la tecnología digital y el ciberespacio como espacios virtuales e interactivos forjados por los sujetos cibernéticos, el cual no tiene nada que ver con los propietarios de empresas de los proveedores y propietarios de los servidores.
Además, tal visión nos ayuda a comprender que  los dispositivos y herramientas digitales no son resultado de una era, sino de un sistema social, cultural económico y político (cibermundo) en el cual hay que situar las prácticas sociales de esos sujetos cibernéticos que se mueven entre los espacios físicos y los virtuales.
Por esta razón, no se puede creer (opinión sobre el sistema) que el cibermundo puede llevarse  o reducirse en un bolsillo (móvil inteligentes, tabletas, entre otros dispositivos), como si esto implicara una cobertura social y política global dentro de la hondonada del ciberespacio y las diversas prácticas sociales que van definiendo al sujeto cibernético. Este último se mueve en diversos micro espacios virtuales, en múltiples relaciones que van desde cajeros automáticos,  coches, aviones, el quirófano de una sala de emergencia, en redes militares, comerciales, en fin en ciudades inteligentes o ubicuas o  en determinado sistema ciberfísico; por lo que todas esas prácticas cotidianas no pueden reducirse a un dispositivo digital con varias aplicaciones que manejamos y las sacamos de nuestro bolsillo.
El pensar sistémico implica que el sujeto cibernético que de por sí entra por esa relación lenguaje-lengua-discurso como artífice de ese cibermundo, no se encuentra subordinado a ningún sistema de programación. De ahí que no se puede pensar que este vive tecnológicamente en el ámbito de la soledad y la frialdad, tal como se abordaba en el discurso de la tecnología y la primera cibernética de mitad del siglo XX, pensada por Heidegger y la escuela de Fráncfort, y fuente de repetición en los discursos filosóficos, literarios y sociológicos que no entienden que la tecnología de estos tiempos brota de la cibernética de segundo orden y está articulada al pensamiento complejo que  da refugio en lo virtual y calentura social.
Por lo que la entrada en escena de la tecnología cibernética y ubicua no es un refugio frio y solitario en el que vive el sujeto cibernético. Por el contrario, es una fascinación por lo interactivo y lo multimodal. Que una franja de sujetos cibernéticos perciba lo contrario, de acuerdo a manejos estadísticos,  no puede verse como sentido único, porque quiérase o no, es dentro de ese sistema cibermundial (lenguaje-sujeto cibernético-discurso) que hay que buscarle sentido a la trasformación, la aceptación o la rebeldía; ya que el vivir fuera de ese sistema es imposible.
Es en ese sistema donde entra la ciberplaza y los sujetos cibernéticos que viven en los espacios físicos y virtuales. Los  linchamientos cibernéticos conocidos también como linchamientos digitales no podemos confundirlo con el ciberacoso (ciberbullying) este apunta a un hostigamiento permanente de un sujeto sobre otro, sin que el acosado muchas veces haya cometido algún hecho por el cual deba ser acosado. El acosado es un perseguido permanentemente, como el caso de los acosos sexuales, escolares y laborales.  El escolar es una especie de matonismo que puede afectar en lo físico o en lo psicológico y se da en espacios físicos (centros escolares) o en el ciberespacio (redes) entre niños y adolecentes
El linchamiento cibernético es más abarcador, lo que no deja a un lado al ciberacoso en cuanto que las agresiones psicológicas, las intimidaciones y difusión de fotografías, correos y videos se difunden en el ciberespacio;  sin embargo, en el linchamiento digital (ciberlinchamiento) se dan varios escenarios, desde la ciberpolítica hasta la farándula, en el que entran determinados discursos multimodales, textuales, interactivos, videos y memes que se mueven entre las aplicaciones y  redes sociales (Intagram Wassapt, Tuiter, Facebook, Yotube), como resultado de cierta provocación y arrogancia que brota  del poder y los poderosos. 
El ciberlinchamiento en muchos casos brota de una indignación, de una causa legítima, un empoderamiento justo de los sujetos cibernéticos (Rheingold, “las multitudes inteligentes”) ante un evento acaecido o producido por un sujeto que forma parte de una determinada instancia del poder social.  De ahí que muchos políticos, artistas y sujetos de gran renombre social hayan sufrido linchamiento digital y les haya caído en las redes su tormenta de mierda.
 No es lo mismo ni es igual cuando el movimiento Anonimus lincha a un sujetos de poder político debido a los efectos de aplastamiento y arrogancia que produce su discurso en la sociedad que cuando algunos sujetos intentan linchar en las redes sociales, sin ningún criterio o fundamento político e ideológico, a un sujeto que simplemente haya cometido un acto de poca monta.
El sujeto cibernético con mentalidad de ciberturba intenta linchar, condenar con pasión ( moralina) una caída o una manera de sentarse de un presentador o una presentadora en determinado escenario televisivo, un error cometido  que va desde una simple falta ortográfica hasta una mirada desorbitada de un sujeto que en su práctica social y virtual puede estar bien posicionado en su área artística  o profesional, contrariamente a la apuesta política con estrategia bien definida por parte de multitudes inteligentes, que su linchamiento (crítica sarcástica, aniquilar con ironía) va más allá de este tipo de mentalidad.

La República Dominicana vive en el cibermundo global por lo que no escapamos a estos tipos de linchamientos, en los que han sobresalidos políticos, artistas y profesionales que por su comportamiento social  han sido linchados en todos los entramados de las redes sociales, de las diversas aplicaciones, blog, en comentarios que van dejando los sujetos cibernéticos en los diarios digitales del ciberespacio.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Sujeto cibernético: los nets y los nativos digitales




Parto de un discurso epistemológico cibernético en el plano de la complejidad tecnocientífica, social, cultural y política sobre la que he podido edificar una teoría sobre el cibermundo como sistema digital que va “del todo a las partes y de las partes al todo” (Morin). 
Por eso, el sujeto cibernético como actividad social y virtual funciona en redes hiperconectadas al ciberespacio, este espacio no se puede confundir con el internet, que es la historia tecnológica digital que nos ha conectado a esa dimensión virtual. 
Por lo que este sujeto, no puede situarse ni analizarse como concepto aislado del cibermundo, porque se parte de una construcción tecnocientífica, ciber epistemológica y no de palabrerías o de caprichos, en la que abundan términos que con el tiempo pasan de moda o de teorías parciales cuyo objetivo es amancebarse con el poder digital para venderse como simple producto. Es por esto que mi apuesta discursiva no es digital (simple TICs), sino filosófico-cibernético de segundo orden, que involucra lo digital como una parte de la cibernética al igual que la teoría de sistemas, la robótica, la biónica y la información y de otros componentes sociales y educativos que forman parte del pensamiento de la complejidad.
En ese aspecto, postulo un discurso filosófico sistémico que implica al sujeto cibernético como construcción categorial, lo que implica a la vez, a esa franja de generación net que se ha convertido en objeto de estudio en el cibermundo. Estos jóvenes empezaron a “nacer entre 1977 y 1997”, según plantea Don Tapscott (1998 ).
El estudio de Tapscott se sitúa en la sociedad americana, donde él analiza cómo en diferentes épocas cada generación ha tenido sus fascinaciones por determinados valores sociales y tecnológicos. Tal es el caso de la generación de los baby booms (1946-1964), que surgió de la postguerra mundial y bajo un mundo de imagen de televisión y de cine, y la generación X, que en Norteamérica se conoce como aquella generación que nació entre 1965 y 1976 y se desarrolló en un mundo globalizado, sin referente político e ideológico, fuera de la confrontación entre socialismo y capitalismo y sobre la articulación de las imágenes de la televisión y del ciberespacio. 

Mientras que la generación de los baby-boomers ha vivido con creencias de ideas como la democracia, la honestidad, la moralidad y la expansión económica y política del imperio norteamericano, los de la generación X vivieron la crisis de las ideologías, en la desconfianza de derechas o de izquierdas, sus pasiones son de otra índole, han vivido en el individualismo, despreciando el colectivismo social.  Estos  han participado junto a la generación net en la revolución de la informática, cabalgando por la red de redes ciberespaciales, dispuestos a jugarse la vida sin grandes proyectos políticos, emprendiendo negocios, metas individuales, sin esperar nada de los políticos, ni de la religión. (Merejo, 1998)  
Sin embargo, la emergencia de la generación Net provocó en su tiempo una ruptura en cuanto a percepciones y valores sociales tecnológicos con relación a las generaciones anteriores que se familiarizaron más con el mundo de las imágenes de la televisión y del cine, aunque eran más espectadores, no interactuaban con esos medios tecnológicos, porque la interactividad surge con los multimedia. La generación net es una ola de juventud que coincide con la revolución digital que ha estado transformando todas las facetas de nuestra sociedad. 
En esa perspectiva Roemer (2007) dice que la generación Net es una descripción y un nombre, una manera de capturar un rasgo distintivo: el individualismo y el consumismo que nos invaden desde el nacimiento y en la que dicha generación ha impreso instrucciones de mapas de Yahoo.
Hay que puntualizar que el término net se agota en la franja de ese período (1977-1997), ya que desde finales de los noventa comienza la expansión del ciberespacio y se puede decir que, a partir de ahí, surgen los nativos digitales, que no pueden colocarse o ser sinónimo de los de la generación net, como, como pretende el educador Mack Prensky (2001) cuando explica en su artículo “Digital Natives, Digital Inmigrants” que a la generación Net, más bien, hay que nombrarla “nativos digitales”, ya que por naturaleza hablan el lenguaje que se ha construido en el cibermundo. Lo que no entraría a formar parte de ese escenario cibernético son los “inmigrantes digitales”, que tienen que adaptarse al cibermundo y su lenguaje viene del mundo natural, no digital.  
La conceptualización de Prensky sobre “Nativos Digitales e Inmigrantes” constituye un buen aporte, pero  se encuentra limitado, en cuanto a que no parte de una visión del sujeto cibernético, articulado al lenguaje y al discurso del cibermundo, más bien a los dispositivos tecnológicos digitales como instrumento social, por eso, no comprende que la generación net se encuentra antes de los nativos digitales, que junto a otras tipologías de sujetos cibernéticos (hackers, cibereducadores, ciberpolíticos forman parte del cibermundo, es decir , son constitutivos de este (Merejo 2008, 2010 y 2014).
Aunque es bueno precisar que esas fechas que marcan a estas generaciones de jóvenes cibernéticos no se pueden abordar con un discurso determinista, que no comprenda la cibercultura de estos sujetos y otros tipos de generaciones que con el tiempo serán objeto de estudio en el cibermundo.
La carencia de una teoría del lenguaje, del discurso y del sujeto cibernético como parte del sistema cibermundo, enreda a los sujetos  en discurso de moda: sociedad web, o infosociedad, en la confusión entre el ciberespacio e internet, como las variantes hackers y tipos de realidades; sin una compresión filosófica del sujeto y el poder cibernético, la moda y los conceptos comodines , solo buscan una estrategia de llegar a formar parte del cibermercado como discurso de verdad y sentido único en cuanto a la tecnología digital como lenguaje de programación, de productos y no del sujeto cibernético con lenguaje innato y capacidad de simbolización, y de ser el artífice del cibermundo.
El sujeto cibernético inventa los lenguajes de programaciones; produce y reproduce por medio de los dispositivos digitales sus discursos cibernéticos,  enuncia  lo virtual,  lo interactivo y todas sus aventuras ciberespaciales; crea y recrea las redes sociales, vive en y por intercambio de mensajes electrónicos, fascinado por la búsqueda de información en los millones y millones de cibersitios o conjunto de páginas web y en los buscadores más importantes (Google, Yahoo, Bing, Ask ).
Es sobre este andamiaje cibercultural que se van construyendo y  transformando,   los diversos tipos de sujetos cibernéticos: cibertrabajadores, hackers, cibereducardores, ciberpolíticos o u otras tipologías de cibersujetos catalogados dentro de las generaciones:  net, nativo digital o inmigrante digital. 
Estos sujetos cibernéticos son los que han ido forjando esa cibercultura de donde brotan los entramados cibernéticos (redes de computadoras portátiles o no, teléfonos móviles inteligentes, tabletas, rizoma de sistema aplicaciones virtuales) que edifican el cibermundo que, junto al mundo, forman un híbrido planetario en este universo.
Esta cibercultura es la que le da configuración al cibermundo; esta como tal, es, parafraseando a Emile Benveniste, el resultado de la facultad de simbolizar del sujeto; es a través de esta “facultad simbólica” que “el hombre alcanza su realización suprema en el lenguaje, que es la expresión simbólica por excelencia; todos los demás sistemas de comunicación, gráficos, de gestos, visuales” (...) y lo digital, virtual, multimodal, “derivan de aquél y lo supone”. Sin dejar a un lado, todas las interactividades con todos los contenidos digitales que van construyendo y reconstruyendo al sujeto cibernético. 
Tal construcción de vida cibernética o cibervida va moldeando el cerebro (específicamente a los nativos digitales que no conocen una vida predigital) hasta el punto donde la conectividad e hiperconetividad es como el aire que respiran.
Sin embargo, los pioneros digitales, constituidos por  un reducido grupo de la generación que luego inmigró  al mundo digital (inmigrante digitales, antes de la década del 60 del siglo pasado), y la generación X (de la década de los 60 a los 70), articulada con   la generación net (de la década de los 70 a los 90 han sido los constructores del cibermundo;  los nativos digitales (de  los 90 hasta entrar a la decada del 20 del siglo XXI) viven más en este y apenas han comenzado a ser partícipes de su reconstrucción.
Sin embargo los X, los nets y los nativos digitales son los protagonistas de los acontecimientos significativos que comenzaron a surgir a mediado de la década del 2010 en el cibermundo, específicamente en cuanto a lo ciberpolítico: los indignados de España y varios países europeos, del triunfo de Obama y de Occupy Wall Street, de la Primavera Árabe;  el caso del exagente de la CIA, Edward  Snowden con el espionaje electrónico y el control de vigilancia virtual de los programas de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), además de los principales movimientos de hacktivismos (WikiLeaks, Anonymous), y de los movimientos latinoamericanos en Brasil con el movimiento social  “Somos las redes sociales” o en México con el movimiento de Wiki política. 
Es bueno precisar que a los nets también se les conoce como Generación Y o Generación de los 'Millennials' Milenial o Milenio). Me sitúo en la net y por la descripción del mismo concepto que forma parte del mundo digital, net es la abreviatura de network, que significa red, entrando en la red de redes (internet).

Esta generación es el punto de partida para dejar la terminología predigital (Generación Milenio X, Z o las demás letras del abecedario que faltan). Después de los nets, podemos   hablar de los “nativos digitales” de Prensky, a los que también se les define como Generación Z, siguiendo el orden lineal del abecedario, x, y, z.., que es una manera de colocarse en lo predigital, en el mundo, y no en la propia edificación de lo digital del cibermundo. Hay que ir comprendiendo que tal como establece la cibernética de segundo orden, el propio observador entra a formar parte de la observación, él forma parte del sistema que define y construye.

martes, 9 de agosto de 2016

Pokémon Go: percepción híbrida entre lo virtual y lo real (2 de 2)



 La realidad aumentada como parte constitutiva de este juego deja atrás los dispositivos electrónicos, como el caso de la consola (GameBoy) que por más de dos décadas sumergía en un letargo a la generación net, que fue la pionera en jugar la primera versión de Pokemón.
Los nativos digitales apenas empezaban a dar señales en el vientre de la madre. En estos días que trascurren, estos nativos junto a los nets (viven en añoranza) están tras la caza de Pokemones en los espacios públicos. En esos espacios lúdicos no encontraremos a los inmigrantes digitales, que en su mayoría condenan la manera de proceder de estas generaciones que ha vivido con pasión el cibermundo.
En ese tiempo en que se vivía la fiebre de Pokemón (primera versión) residía en los Estados Unidos. En relación a estos juegos llegué a reflexionar sobre cómo aislaban a los jóvenes, los idiotizaban en muchos aspectos y producían malestar profundo en los padres de familia y estragos en las escuelas y colegios. Como todo en la vida, tuvo su auge, luego su estabilidad y su declive hasta al día de hoy que entra al escenario Pokemón Go.
En el 2000, en mi columna Temas ciberespaciales, del desaparecido periódico El Siglo escribí sobre los juegos interactivos violentos y educativos y decía cómo muchos padres de familia pensaban que tenían control de las actuaciones de sus hijos, pero había que tener cuidado, porque se les estaba complicando el mundo y los niños estaban aprendiendo en lo virtual sin importarles el mundo real. Al no entender mucho las navegaciones del ciberespacio, el niño podía hacer de las suyas, sin tener que moverse de una silla. (Merejo, 2012).
Lo contrario a esos juegos en los que los jugadores se petrificaban en la virtualidad sin inmersión y desvinculados de la realidad, el Pokemón Go en su nueva modalidad nos invita a jugar no en el sofá de la sala o de la habitación sino en cualquier parte del mundo real: teatros, hoteles, playa, museo, biblioteca, cementerio, Iglesia y plaza, entre otros espacios reales. Este juego es una invitación a la participación social, de un salir a la calle, a dialogar con la gente, a caminar y aprender matemática, geografía, en la que los puntos cardinales, distancia, lejanía, cercanía, ejercitan las neuronas del cerebro y contribuyen a no vivir en una habitación como si fuese un zombi virtual en estado depresivo.
Lo que no quiere decir que no pueda conducir  a la ciberadicción, aunque  también llegué a escribir sobre este tema, en aquel tiempo (1998), donde puntualizaba sobre el  supuesto de verdad y totalidad en  el tema de la ciberadicción a los juegos, a la pornografía que escamotea al propio sujeto cibernético y presenta al mismo sistema tecnológico virtual como el responsable de tal adicción, sin analizar si muchos de estos sujetos no son propensos a determinados tipos de dependencia, o si  previamente no tienen un cuadro clínico o familiar que contribuya a un estado depresivo y de dependencia al ciberespacio.
Ya para esa época, las investigaciones demostraban que los sujetos cibernéticos que presentaban ciberadicciones, padecían algunos trastornos psiquiátricos o un cuadro maníaco depresivo, mucho  antes de navegar en ese espacio virtual (Merejo, Ibíd.).
A pesar del tiempo, muchas de esas investigaciones no dejan de tener importancia en el presente, aunque en estos tiempos en que vivimos no se puede situar a los nativos digitales como a los nets  en el mismo cuadro de la ciberadicción, porque los primeros han estado naciendo en el cibermundo, el ciberespacio les moldea el cerebro, les transforma en cerebro digital (Gary Small, Gigi Vorgan, 2009), contrario a lo nets que participaron en la construcción del cibermundo.
No obstante, se puede hablar de una franja de jóvenes que siempre quedan atrapados en esos juegos, como en otros acontecimientos de la vida. Por eso, el discurso tecno científico y cibernético, si no parte de una teoría del lenguaje, del sujeto, de la cultura, de la sociedad, podría quedar entrapado en un sesgo cognitivo cuando aborde dicha problemática. En la caza de pokemones, pueden como dice una ONG en Bosnia, pisar campos minados o que un jugador sea arrollado por un vehículo, pero también puede ayudar a bajar unas cuantas libras, a reactivar campañas políticas como la de Hillary Clinton, en la que su Ciberpágina invita a una reunión de votantes en  pokestop (Pokemón parada) para luchar contra el discurso racista de Donald Trump  que en parte nos invita a vivir en la idiotez de lo digital.
Lo interesante de Pokemón Go es la movilidad y el desplazamiento que nos invitan a caminar, a correr, a la socialización en la plaza, en los monumentos, en cualquier punto de la ciudad antes desolado, pero también el peligro acecha en las zonas grises (espacios delictivos) de muchos países, donde no faltaran los asesinatos, los robos y las violaciones, como es el caso de varios países latinoamericanos. 
No es lo mismo el escenario público de la República Dominicana que el de Oviedo, la capital del Principado de Asturias (España) o de otros países como Norteamérica, Argentina, que el de Puerto Rico.  En el caso específico de la sociedad dominicana, lo virtual tiene rostro de miseria social, de precariedades sociales y de zonas grises,  no obstante, a que cada día aumentan los sujetos cibernéticos y la hiperconectividad. Estos y otros aspectos sociales han de tomarse en cuenta a la hora de estudiar las implicaciones que se desprenden de la Pokemanía. 
 La realidad cultural, política e institucional es diferentes en cada país, el sujeto cibernético  que apunte a estudiar la implicación social de Pokemón Go o de la industria de los videojuegos, la cual deja más de 75 mil millones de dólares al año, se han de tomar en cuenta la complejidad entre el sujeto y el poder digital en las diversas sociedades que conforman el cibermundo.
Los dispositivos digitales son universales no tienen frontera, por lo que el ciberespacio tampoco. Aunque el sujeto cibernético que guarda una relación con estos dispositivos y sus redes sociales y ciberespaciales, es especifico, vive en una sociedad, lengua, cultura. 
Como el Pokemón Go funciona en la cámara y GPS de teléfonos inteligentes, se puede proyectar que pronto no solo buscaremos los más de 150 pokemones; sino que además recrearemos la educación virtual, la cibercultura, la historia, los negocios, en el que un sector de esos sujetos cibernéticos, se convertirán en prosumidores en cuanto creadores de bienes, servicios o experiencia para su propio uso o disfrute, antes que para venderlos o intercambiarlos. Más aun, crean, almacenan y difunden, de manera gratuita conocimiento en los vericuetos del ciberespacio.
Es en ese contexto de tecnología disruptiva, que el gobierno de Danilo Medina ha de perfilar la construcción de una República Dominicana digital, ha de aprovechar ese híbrido de realidad física y virtual (realidad aumentada) para transformar a los pokemones en una cibercultura de historia, geografía y educación.  De lo contrario, será una República digital sin creatividad e innovación, con una estrategia en conectividad en cuanto dispositivo tecnológico, pero vaciada de contenido social, educativo, filosófico cibernético y tecno científico.



martes, 2 de agosto de 2016

Vida y obra de Eugenio María de Hostos en el ciberespacio


Introducción
Abstract.  Mi apuesta tiene una estrategia ética y política en cuanto que no se puede desarticular el sujeto, el lenguaje, la sociedad y el poder digital, por lo que no se puede hacer un estudio del discurso sociológico, ético, cultural y político de Eugenio María de Hostos, en el ciberespacio, en los entramados virtuales, sin comprender su pensamiento y la tecnología de este siglo XXI, no en  la que pensaron los ilustrados y la Escuela de Frankfort. 
Para comprender el pensamiento humanista con criterio de actualidad, hay que indagar un humanismo que no opere con objeto material, sino con conocimiento, con el cerebro y la mente humana en redes digitales. 
Definición de término. Filosofía,  Ética, sociología, confederación de las Antillas. sujeto, poder digital, ciberespacio, cibermundo,  real, virtual, cerebro digital, jóvenes net y nativos digitales.

Entre la cartografía real y virtual que se han realizado del intelectual de Eugenio María de Hostos (1839-1903), se encuentra, en primer plano, la del humanista Pedro Henríquez Ureña, quien  dijo poco después de su muerte que si Santo Domingo sabe guardar los libros de Hostos, quizás brillen ellos algún días como la obra sabia y armoniosa por su organización, por la inspiración sublime y noble de un alto espíritu.
Para PHU, Hostos había nacido en Puerto Rico, educado en España, pero como intelectual se encontraba en la avanzada de la civilización moderna, porque realizó su obra más notable en Santo Domingo, ya que fundó 1880 la Escuela Normal, en la cual fue alma, verbo y brazos, todo, hasta que le hicieron salir del país en el 1888 el fanatismo de los ultramontanos y los manejos políticos del dictador Heureaux, a quienes repugnaba la racionalidad de su enseñanza.
Enseñanza que ha sido despreciada por los gobernantes que  hemos tenido, porque  la visión ética de Hostos conspira contra el ejercicio autoritario del poder que estos han reproducido.
Ahí radica la importancia del pensamiento de este hombre ilustre en estos días que corren, así como la búsqueda de estrategias de indagación para conocer a profundidad su obra, trascendiendo los relatos y el movimiento de doctos y letrados que mitifican y petrifican sus ideas. Importancia  que se manifiesta en la difusión del pensamiento hostosiano en  el mundo del ciberespacio, de ese espacio virtual que hoy es lectura obligada de millones y millones de jóvenes net   y nativos digitales.
         En este siglo XXI, el pensamiento sociológico, filosófico y ético de Hostos adquiere una dimensión compleja, no solo en lo real sino también en lo virtual como el mejor lugar donde guardar sus libros, como lo llegó a decir Don Pedro Henríquez Ureña en los días de su muerte con relación a lo real.
La importancia de que hoy la vida y las obras de Hostos se encuentren en el ciberespacio, gracias a la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes,  cuyo proyecto surgió por iniciativa de la Universidad de Alicante y con el apoyo económico de otras instituciones, ha contribuido a que el ideal de este pensador cubra el planeta, el cual está conformado por el mundo y el cibermundo, sin atadura a las barreras del libro de papel, del cual apenas una ínfima minoría tiene acceso a este material histórico de Hostos. Contrario al mundo ciberespacial, en donde sus obras y sus manuscritos, cartas, galerías de fotos, están disponible para ser manejadas por millones de cibernautas.
Para nadie es un secreto que el mundo cibernético, el ciberespacio y las redes sociales han estado moldeando la vida de los jóvenes en este siglo XXI. En ese sentido Small y Vorgan (2008) dicen que la tecnología digital está alterando, rápida y profundamente, nuestro cerebro. Ya que en este preciso momento nuestro cerebro está evolucionando a una velocidad sin precedentes. Además de influir en cómo pensamos, nuestro cerebro nos está cambiando la forma de sentir, comportarnos y el modo de funcionar.
En estos tiempos no se puede vivir una concepción humanística sobre la base de una tecnofobia y ver esta nueva tecnología como si fuese la tecnología del siglo XIX y mitad del siglo XX, como herramienta, sin comprender que la configuración de esta nueva tecnología es de conocimiento e información, que ha estado cambiado el mundo social, político, filosófico y cultural de la humanidad. Por eso es que el pensamiento de Hostos forma parte de ese mundo virtual, en donde quien se dice investigador de este pensador tiene que comenzar a estudiarlo y pensarlo en la conectividad e interactividad del siglo XXI.
Tal presencia de Hostos en el ciberespacio debe ser imitada por los estudiosos de Pedro Henríquez Ureña, quien  conoció a Hostos a su regreso a Santo Domingo, en el 1900 y del cual dijo que tenía un aire hondamente triste, definitivamente triste. Porque trabajaba sin descanso, en medio del caos político y social en que se encontraba la nación dominicana. Tal situación lo llevó a morir de asfixia moral, según PHU. Esto fue así, ya que su discurso ético se encarnaba  en el conocimiento del bien, el cual implica una práctica del bien.
Hay colocar la obra y  los diversos documentos de  Hostos en el ciberespacio, lo que significa colocarlo  en una perspectiva de estudio e indagación permanente. Por esta razón, todos aquellos que se dicen estudiosos de su pensamiento deben brindar una oportunidad para los que no lo han sido. Tal perspectiva ha de ser comprendida en estos tiempos  en que el  español  es la segunda lengua de más comunicación en el ciberespacio, con más 136 millones de usuarios, un 8 % de los dos mil millones de cibernautas que viven en el cibermundo, según el informe presentado por el Instituto Cervantes (2010). El  primer idioma es el inglés y luego se encuentra el chino en la valoración de lengua nativa o natural en la que se inscriben los sujetos. A pesar de su posicionamiento como segunda lengua en el cibermundo, no ha podido colocarse en este como segunda lengua en comunicación. Tal privilegio lo tiene el idioma español.
En tal sentido, la difusión del pensamiento de Hostos en el mundo virtual es la difusión de nuestro idioma español, el cual no se puede situar como conjunto de signos, sino como la fragua de una cultura literaria, filosófica, política, educativa y social. Es decir, como un discurso. Fragua y discurso en los que Hostos vivió y contribuyó como sujeto emblemático a tallar la estrategia política y social sobre la independencia y la confederación de las Antillas.  
Una entrada al mundo de la biblioteca virtual, lugar en donde se encuentra las obras de Hostos en el ciberespacio. http://www.cervantesvirtual.com/bib/bib_autor/hostos/, es comprender además cómo se enlazan las diversas instituciones que difunden el pensamiento hostosiano. Como son los casos específicos del Instituto de Estudios Hostosianos (IEH). Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, el Museo y centro de Usos múltiples Eugenio María de Hostos, en Mayagüez y la  Página de Eugenio María de Hostos , que dirige desde Berlín, Alemania, el intelectual dominicano, Miguel D. Mena.
En este siglo XXI la presencia del pensamiento, la vida y las documentaciones de  Eugenio María de Hostos tienen presencia planetaria, gracias a su inserción en el ciberespacio. Además de los estudios realizados por diversos intelectuales, como también los eventos y los hipervínculos que se despliegan en el sitio web de la biblioteca Cervantes, abren la posibilidad de la difusión y actualización de su pensamiento, ya que Hostos en cuanto valoración de la crítica social y de la ética asumida como función intelectual es la coherencia entre el decir y el hacer, aunque su pensamiento no ha tenido entre los sujetos antillanos y latinoamericanos el impacto y el valor que se merece.
Conclusión
La página web y los hipervínculos, construida por el Instituto Cervantes, sobre la vida y obra de Eugenio María de Hostos en el ciberespacio, apunta a una estrategia fundamental para que su pensamiento sea referencia en el planeta, el cual está constituido por el mundo y el cibermundo.  Este  espacio virtual resitúa el pensamiento de Hostos para que se convierta en recursos bibliográficos y documentales fundamentales para los jóvenes net y nativos digitales. Esto así, ya que  se encuentran de manera instantánea e interactiva en sus entornos de vida local, real con implicación virtual.
En tal sentido,   a diferencia de las generaciones de jóvenes anteriores a la oleada digital que fraguaron el pensamiento de Hostos en el plano de lectura local y de poco intercambio global, la de ahora tiene la capacidad de darle una dimensión global y de comprensión más amplia de su pensamiento. Esto, siempre y cuando la generaciones anteriores a la digital se esfuercen en debatir y  difundir el pensamiento de Hostos, a través de las escuelas, universidades y que tengan conocimiento de que hoy  la vida y obra de este prócer de la independencia de  Hispanoamérica se encuentra en el  ciberespacio.
Tal comprensión sería el punto de partida para la construcción de un proyecto de memorias virtual en las Antillas, en la que  se interconecten el pensamiento de Eugenio María de Hostos, José Martí y Pedro Henríquez Ureña en este siglo XXI. Para tales fines hay que dejar de pensar las humanidades con discurso decimonónico y replantearla en estos tiempos de la innovación y el conocimiento.


Bibliografia

Henriquez Urena, Pedro (2004) Escritos políticos, sociológicos y filosóficos. República Dominicana. Editora Nacional.
Small, Gary & Vorgan , Gigi ( 2008) . El cerebro digital. Barcelona: Urano
Enlaces electrónicos
Instituto Cervantes (2010). El español es una lengua viva:
http://www.aulaintercultural.org/article.php3?id_article=3748 (consulta, diciembre  2012)




sábado, 30 de julio de 2016

Pokémon Go: percepción híbrida entre lo virtual y lo real (1 de 2).

Por.  Andrés Merejo

El cibermundo viene sufriendo un estremecimiento con el videojuego de aventura de Pokémon Go. Este videojuego desarrollado por las empresas Niantic  y Nitendo, no tiene nada que ver con el juego en sí, porque este se conoce desde la década de los noventa; más bien apunta a la tecnología disruptiva que ha vuelto obsoletas las maneras en que sociólogos, psicólogos, políticos, poetas, filósofos, periodistas e intelectuales analizaban  la cibercultura y los dispositivos digitales (aplicaciones )  de los juegos interactivos donde los sujetos cibernéticos suelen estacionarse, sin un movimiento más allá de una sala o una habitación.
Al híbrido de lo virtual y real, desde la década de los noventa del siglo XX, se le ha considerado realidad mixta. Los pioneros en esta área han sido los tecno científicos Paul Milgram y Fumio Kishino, quienes han abordado dicha temática, en la que sale a relucir el concepto de realidad aumentada, que hoy caracteriza el videojuego Pokémon Go, pero que anteriormente se había desarrollado en el caso de la  famosa Google glass o  gafas de realidad aumentada desarrollado por Google.
La realidad aumentada, que no es la virtual con inmersión, permite que el sujeto cibernético disfrute de vivencias en las que se incorpora contenido digital (imagen, audio y texto) a la realidad física, lo que da como resultado un aumento de la percepción que tenemos de esta.  Esta unión de realidad física y la virtual se conoce como realidad aumentada, lo que no puede confundirse con la realidad virtual, que  como veremos es un concepto más amplio.
En los videojuegos interactivos de realidad virtual sin inmersión excluidos de la realidad o entorno físico, el único que cobra movilidad es el propio juego interactivo, en el que los protagonistas de esos juegos ( Yarnie, Sackboy, Katamari) son los que viven en movilidad virtual y los sujetos cibernéticos  que disfrutan estos tipos de juegos, se sumergen en la pasividad de la realidad física. A estos sujetos, esos juegos les ejercitan las redes neuronales cerebrales, transformándolos en seres hábiles para el mismo entorno virtual, pero con idiotez por su no movilidad en el espacio real.
Sin embargo, una mirada sobre Pokémon Go desde los efectos sociales, educativos y políticos que se ha estado produciendo en el cibermundo, nos deja bien claro que el panorama cibercultural está sufriendo un terremoto social y que lo que se observa como un simple juego, se irá convirtiendo en objeto de estudio de la ciberpolítica, la cibereducación y  todos los entramados socioculturales que ha provocado el mundo cibernético en que hoy nos encontramos. 
Como el fenómeno va para largo, no se le puede dar una interpretación de mera opinión (doxa), sino más bien el de un discurso de la razón, del pensar en la relación del sujeto cibernético con este mundo digital articulado a las diversas instancias del poder y las cibersociedades.
Situar el Pokémon Go como una relación híbrida de lo real y virtual tiene que ver con la filosofía del ciberespacio, con lo real y virtual en que  interactuamos  en esas hiperconetividad  que se despliega en redes de Sistema de Posicionamiento Global (GPS) en internet de las cosas y los diversas aplicaciones como Google Maps, videocámara y todos los dispositivos que producen los teléfonos inteligentes.
         En ese aspecto, es bueno precisar que este tipo de juego significa una ruptura con los tipos de juegos anteriores, y que ha ido cambiando las reglas y patrones de conducta en los nativos digitales y la generación net. La incidencia de estos juegos forma parte de las misma cibercultura y ciberpolítica, las cuales no dejan de estar exentas de espectáculo, por la relación social entre personas mediatizadas por imágenes como establece  Guy Debord, en La Sociedad del Espectáculo (1967).
Pokémon Go aparenta ser un simple juego de evasión como otros tantos, que se van en un verano, pero con el tiempo nos daremos cuenta que de sus aplicaciones  se van a ir desprendiendo efectos sociales, que nada tienen que ver con el efecto inmediato de este juego de aventura y el cual no deja de ser un fenómeno emergente en el mundo de lo lúdico y la ludopatía.
Este como diversión o entretenimiento se ha edificado en aplicaciones creadas en una visión de dispositivo tecnológico disruptivo que forman parte del fenómeno emergente de realidad aumentada. Esta realidad, desde hace unos años, se ha estado experimentando en educación, en medicina, deportes, arquitectura, ciberguerra, ciberarte, cibermarketing;  pero su expansión apenas comienza y de eso se han encargado los diversos personajes de Pokémon.
 De este tipo de juego se desprenderán diversos análisis en donde habrá de todo, incluso palabrería global o comodín, que se utilizan porque está de moda, y aunque sean vacuos, no vienen del conocimiento filosófico y tecnocientíficos de la cibernética del segundo orden, sino que forman parte del panorama ideológico postmoderno (Javier Echeverría, 2010). El elogio o la condena al juego, es lo de menos, contrario al cambio, el sacudión mental, intelectual, social y cultural, que es el punto de partida que se ha de tomar en cuenta.
Por eso, hay que sacudirse de esos análisis de palabrería global, que parten del sujeto cibernético como unicidad y evacuado del lenguaje y el discurso. Comprender que el sujeto cibernético es una función, una práctica social en sus múltiples determinaciones y  por consiguiente existen diversas tipologías de sujetos, que van  desde ciberadicto(al juego, al sexo) ciberterrorista,  hackers, cibereducadores hasta ciberpolíticos, empresarios y científico; sin dejar a un lado, a los diversos intelectuales que se mueven en el mundo de la cibercultura y que tienden a confundir la compleja relación de modernización, modernidad y postmodernidad.

Este nuevo juego se coloca más allá de los juegos interactivos de la realidad virtual sin inmersión, en donde el sujeto cibernético solo visualiza en un monitor toda la interactividad del juego como si este  fuese real y desconectado de su propia realidad física ( Merejo, 2008, 2012).Todo lo contrario, de lo que viene a ocurrir con  Pokémon Go, en donde el sujeto cibernético toma esta realidad virtual para interactuar con los espacios reales, dando como resultado una percepción híbrida entre lo virtual y lo real, en la que el propio sujeto cibernético o jugador, a través del Sistema de Posicionamiento Global se coloca en determinado momento en lo real o en lo virtual. 
Por eso esta realidad aumentada se diferencia de la realidad virtual con inmersión, que es la privación de las sensaciones de la realidad física. Este juego no deja atrapado al sujeto cibernético en la realidad virtual con inmersión, sino que le coloca en esa realidad aumentada, que lo lanza al espacio real de la plaza, de la calle, de los parques, produciendo como resultado el híbrido de lo virtual (no con inmersión) y lo real (entorno físico).


viernes, 22 de julio de 2016

Filosofía en un mundo global




Que nadie, mientras sea joven, se muestre remiso en filosofar, ni al llegar a viejo, de filosofar se canse. Porque, para alcanzar la salud del alma, nunca se es ni demasiado viejo ni demasiado joven (…); uno, para que, aun envejeciendo, pueda mantenerse joven en su felicidad gracias a los recuerdos del pasado; el otro, para que pueda ser joven y viejo a la vez mostrando serenidad frente al porvenir. (Epicuro, Carta a Meneceo).

A: Nicanor Ursua Lezaun, director del Máster al doctorado en “Filosofía en un mundo global” (Universidad del País, Vasco).

Hoy la escuela de Filosofía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), exhibe tres obras que fueron galardonadas con en el Premio Nacional de Ensayo “Pedro Henríquez Ureña” (Mención Ensayo Científico) que otorga el Ministerio de Cultura de la República Dominicana.
 La primera, fue de mi autoría: La era del cibermundo, y se le otorgó el galardón en 2013; la segunda la obtuvo el doctor Leonardo Díaz en 2014, con el libro Las tensiones de Thomas Kuhn: Una perspectiva crítica para los estudios sociales y culturales de la ciencia; y, la  tercera se le otorgó al doctor Domingo de los Santos en 2015 por su libro El sujeto pasional: pasión, razón y límite en Eugenio Trías.

Estos ensayos fueron parte de las investigaciones que presentamos en el programa doctoral “Filosofía en un Mundo Global” de la Universidad del País Vasco. El  programa ha funcionado en nuestra universidad por más de una década y para su funcionamiento hay que reconocer el esfuerzo del Maestro Frank Acosta, actual director de Postgrado de la Facultad de Humanidades, así como al pasado decano doctor Rafael Morla y al actual decano de dicha Facultad, Maestro Ramón Rodríguez Espinal; sin dejar de mencionar al Maestro Alexis Viloria, quien al inicio de este programa  fungía como director de Postgrado de la Facultad y a su primer coordinador doctor César Cuello.
Hasta el momento, en dichos programas nos hemos investidos 10 doctores provenientes de las cohortes en que se ha impartido el doctorado. En su mayoría, los graduados son profesores de Filosofía de la UASD. Este doctorado deja su impronta en el sujeto que lo emprende, porque lo va definiendo en la línea de investigación que se despeja al culminar la primera etapa, la obtención del título de Máster en “Filosofía en un mundo Global”.

Este programa funciona dentro del marco del convenio que tiene la UASD con la Universidad del País Vasco y que, junto  a otros programas doctorales,  como el de la Facultad de Ciencias Económicas y el de la Facultad de Ciencias Jurídicas y políticas son dirigidos por la doctora Rosalía Sosa, quien es una doctora egresada del programa  Sociedad Democrática, Estado y Derecho, de la misma institución extranjera.
         Además, estos programas existen en varias universidades de  países latinoamericanos que mantienen acuerdo con la Universidad del País Vasco. Dichos programas son dirigidos por  el doctor Francisco Javier Caballero Harriet, quien forma parte del cuerpo académico de dicha Universidad.

Es bueno puntualizar que en el marco europeo, España va mejorando en lo referente a los rankings mundiales, porque entre las 100 universidades más destacadas de Europa aparecen la Complutense de Madrid, la Universidad de Sevilla, la Universitat de Barcelona, la Autónoma de Barcelona, la Politécnica de Catalunya, la Universidad de Granada, la Politécnica de Madrid, la Universidad de Zaragoza, la Universidad del País Vasco y la Universidad de Santiago de Compostela.
La  universidad del País Vasco (UPV/EHU) en el Worldranking ocupa la posición 558 entre las 11,999 universidades calificadas del mundo en cuanto a presencia, excelencia, impacto y apertura. La principal fortaleza se encuentra en la excelencia en posición 346, presencia con 341 y la apertura en la posición 469.
Es sobre la base académica que esta Universidad ha rendido sus frutos con este programa doctoral de “Filosofía en un Mundo Global”  en la UASD y que en la actualidad tengo el honor dirigir. Como pensador y filósofo quiero dejar este testimonio de algunos puntos sobre el programa doctoral “Filosofía en un Mundo Global” y la importancia que cobra el conocimiento filosófico en estos tiempos.

La "Filosofía constituye una reflexión teórica sobre lo real y su sentido, esencial para la comprensión reflexiva del mundo y de nuestro lugar en él. Puede definirse como la aspiración a la inteligibilidad metódicamente trabajada, centrada en la indagación sobre fundamentos, donde se intenta articular los distintos ámbitos del saber y proporcionar, en cada caso, los elementos para un examen crítico de las instituciones y las prácticas en que se organiza la vida social" (Ver referencia de cita en Ursua,2012).

         La Filosofía es siempre una discusión crítica, en virtud de la relación teórica indisoluble entre los conceptos de lenguaje, sujeto y discurso con el pensamiento propio y el de los demás. Esta disciplina, con sus preguntas y respuestas contribuye a la:
·        reflexión guiada metódicamente sobre las condiciones, contenidos y límites de las diferentes formas de nuestro pensamiento, conocimiento y acción,
·        al examen crítico de nuestras pretensiones fácticas,
·        al examen teórico de los sistemas políticos, sociales, técnicos, económicos y culturales,
·        la discusión y clarificación de los presupuestos, alcance, límites y consecuencias del creciente proceso de globalización o mundialización,
·        exploración de los fundamentos e impactos de la ciencia y la tecnología al examinar los valores, el lenguaje, la historia, la política y la economía de la “sociedad del conocimiento” o “sociedad red” y cibermundo,
·        la comprensión de la historia de la cultura humana y del espíritu humano en su condición, su propio ser, su unión con los demás seres y del sentido de este en el mundo,
·        la integración de la cultura tecno científica y la cultura humanística al ser ambas el resultado de la acción humana, del sujeto que piensa y actúa.
En estos tiempos acelerados en que la velocidad de las palabras, si no hay reflexión teórica, el sujeto se pierde en las redes sociales entre un link y otro, desde un “me gusta” hasta compartir diversos escenarios virtuales. En la actualidad, es muy urgente filosofar, pero más urgente es inventar pensamiento a fin de no rumiar lo ya sabido o naufragar o intoxicarse en los océanos del cúmulo de informaciones que arropan al cibermundo.



La filosofía no sólo pretende transformar el mundo, sino de lo que se trata es también, y esto es decisivo, de interpretar y comprendernos a nosotros mismos y orientar nuestro presente y futuro.  Esta, como sabiduría se coloca en el pensamiento continuo, intempestivo, como creación de vida, de un discurso entre el decir y hacer, orientación de vida, no de muerte.
Andre Comte-Sponville nos da una visión de la filosofía en su texto La filosofía. Qué es y cómo se practica, en el cual el filosofar adquiere un valor fundamental, siempre y cuando se entienda que “es una práctica teórica (discursiva, razonable, conceptual) aunque no científica; solo se somete a la razón y a la experiencia (…), aspira menos a conocer que a pensar (…), menos a aumentar nuestro saber que a reflexionar sobre lo que sabemos o ignoramos” (2012: 28).
Pero más aún, también se puede entender, pues, como una ciencia metódica en cuanto búsqueda sistemática del conocimiento; así como una actividad argumentativa que reflexiona sobre los problemas e intenta aportar claridad y orientación para su posible solución. Tal como puntualiza el filósofo del lenguaje Wittgenstein, al decir que la filosofía es una actividad que apunta a la clarificación lógica de los pensamientos y sus delimitaciones, siempre y cuando recorramos nuestro propio camino entre el lenguaje y la vida.
Por eso es que el trabajo de los filósofos gira en torno a la construcción de un discurso crítico, creativo e innovador, pero también en torno al ámbito de la docencia, la investigación, a la Administración Pública y a trabajo en casas editoriales, en general, a través del sistema de oposiciones.
El filósofo se mueve como pez en el agua: en los centros de enseñanza (profesión docente) casas editoras, medios de comunicación, principalmente escritos, fundaciones culturales, bibliotecas, servicios de publicaciones, centros de educación permanente, etc.
Con funciones puntuales en:
•        Docencia en centros públicos y privados
•        Experto en el campo de la Ética aplicada
•        Experto en Educación superior, en Filosofía de la tecno ciencia
•        Administración pública, en área filosófica de política y ciberpolítica
•        Investigación general
•        Corrector (a)y asesor (a) literario(a ) en casas editoras
•        Documentalista
•        Conservación y ordenación del patrimonio cultural
•        Crítica literaria
•        Producción literaria
•        Investigación y organización en archivos y bibliotecas
•        Consultoría filosófica
•        Traductor/a de textos filosóficos
           
A estos se le puede añadir:
•        Recursos humanos, mediación social
•        Relaciones públicas
•        Marketing y cibermarketing
•        Atención al cliente, a los empleados
•        Formación continua
•        Consultor de arte y gestor cívico y cultural,
•        Gestor de “sociedad-ciencia y tecnología”, ética de la ciencia y de la tecnología
•        Análisis, ciberepistemología y creación de contenidos Web.

Con estos ejes filosóficos planteados, se comprende que la Filosofía, más que una disciplina, es una intensidad, es decir, como un campo magnético que puede atravesar cualquier ámbito y cualquier disciplina. Sin abandonar su investigación propia (Agamben, 2014; Morin, 2010) envuelve todas las relaciones de lenguaje, sujeto, discurso, poder y cultura, del mundo y el cibermundo global.
 En conclusión, la Filosofía se entreteje no solo con orientación científica hacia los problemas, sino también, y esto es lo importante, como actividad de autorreflexión y de reflexión en general, algo de lo que carecemos en esta sociedad de consumo, de inmediatez, de coger y tirar y donde todo o casi todo es o se reduce a espectáculo.




jueves, 7 de julio de 2016

El precariado dominicano
1
 La sociedad dominicana viene insertándose en el mundo digital o cibermundo en los últimos 20 años. Ha avanzado en el plano económico y social y ha dado resultados sorprendentes en los estilos de vida, en el crecimiento de su economía, en edificaciones de grandes centros comerciales, turísticos, educativos, en transportación, carreteras, puertos marítimos y aéreos.
Sin embargo, esta modernización no ha dejado atrás la cultura política clientelar y patrimonialista, es decir, la cultura del avivato, del trepador y del advenedizo y de la sobrevivencia en medio de precariedades de servicios como: electricidad, salud, agua potable, vivienda y educación.
         Ese mundo digital que se abre paso en nuestro país ha creado un precariado que es un híbrido entre precario y proletario. Este nuevo sujeto social vive por y para los contratos temporales, sin un sindicato sólido que lo represente, su propia condición lo convierte en un trabajador débil, de poca capacidad para luchar por el derecho a huelgas, a la seguridad laboral, a la protección contra accidentes y enfermedades.
Estos no dejan a un lado (aunque no entra en este concepto)  a los precarios temporales, como los chiriperos o jornaleros del diario vivir, los trabajadores de la economía sumergida e informal, como resultado de una concentración de la riqueza y del producto interno bruto (PIB) en manos de una minoría de dominicanos que dicen ser los líderes del país en lo político y económico.  Nos les importa que los informes internacionales,  la indignaciones, las protestas sociales y todos los discursos y memes que brotan en las redes sociales y en otros medios digan que ese crecimiento del PIB sostenido durante años no se refleja en la mayoría del pueblo dominicano, que vive pasando las de Caín .
A una inmensa franja de dominicanos excluidos del espacio de la modernidad y del ciberespacio de la postmodernidad  les ha caído la miseria social ( déficit fiscal , plan de austeridad, reformas y pactos permanentes) y el flagelo de la corrupción y la impunidad como resultado de un proceso de modernización que se impone desde una élite política y económica sustentada en el clientelismo y el patrimonialismo. Pero además,  a una franja de dominicanos les ha caído una nueva condición social en la era del cibermundo: ser precariado social, constituido por una inmensa mayoría de jóvenes net, que son una ola de juventud que coincide  con la revolución digital y el inicio de la expansión del ciberespacio (19 77-1997)  y los nativos digitales que, como su término lo indica, nacen en esa expansión del ciberespacio (1997-2017) y todas las edificaciones del cibermundo. Es decir, que estamos hablando de una población de dominicanos que oscilan entre los 18 y 40 años de edad.
Es precisamente, es en esa franja de dominicanos donde se evidencia estas características sociales de precariados que como bien apunta el economista Luis Vargas  “no sólo se trata de un precariado, compuesto por trabajadores que sobreviven frecuentemente mediante jornadas de trabajo escasas o recortadas en tiempo y, al mismo a la vez, mal pagados y sin protección o seguridad social, sino de una fuerza de trabajo mayoritaria que subsiste principalmente gracias al pluriempleo”(…). Este subsistir  en que vive el 60% de la población no cuenta “con la capacidad de compra suficiente de la canasta promedio nacional familiar de consumo de bienes y servicios vitales” (1/16/2016).
         El  historiador  Moya Pons, en su texto El gran cambio,  puntualiza cómo “el cine, la televisión y el internet han introducido a la República Dominicana de lleno en la cultura digital de la aldea mundial y están transformando las conductas, los sistemas de valores y las habilidades de su población”. Sin embargo,  hay que agregarle a  ese estilo de vida, sus zonas grises (lavado, corrupción, narcotráfico y crímenes) y  la inseguridad y estrés ante la inestabilidad laboral,  que se manifiesta en muchas zonas francas, centros de trabajos, como los llamados call centers , en los que abundan esos precariados del gran cambio.
Moya Pons enfatiza que El gran cambio funciona  prácticamente por obra de una minoría de la población  que produce el grueso de la riqueza nacional, por la alta proporción de desempleados, jubilados, ancianos, niños y estudiantes a tiempo completo ((2014: 265-311).
Los cambios sociales y tecnológicos  que van fluyendo de manera acelerada  en la República Dominicana, van impactando social y económicamente a las 32 provincias del país, van dibujando un rostro dominicano variopinto, que va desde la modernización y posmodernización, pero marcado por la tradición  pre moderna y en ínfima minoría los legados críticos y modernos de una parte de la intelectualidad del siglo XIX y  del XX. Tal fue el caso del intelectual  Pedro Francisco Bonó, quien a mediados del siglo XIX reflexionó sobre la filosofía del progreso y de la dominicanidad en cuanto pueblo digno que merecía una mejor suerte como es vivir dentro de la justicia social y el progreso económico  e industrial, el cual comenzaba a asomarse en su época.
La concepción de progreso en  Bonó  implicaba una distribución de la riqueza en los sectores pobres del país, todo el desarrollo industrial y económico no podía ser un progreso para una élite política y económica. El intelectual y filósofo Julio Minaya dice que para  Bonó "todo progreso, para ser tal, conlleva necesariamente la inclusión social de las clases trabajadoras (…), no se puede hablar del progreso si este no se expresa directamente en el mejoramiento (…) de las condiciones de vida del pueblo  dominicano”. (2014: 305. (Las cursivas son de Minaya).
La crítica de Bono a la filosofía del progreso tiene raíces éticas, tal como la fundada por el filósofo  Walter Benjamín al situar el Angelus Novus, que es el cuadro de Paul Klee  y que se encuentra en el Museo de Jerusalén (Merejo, 2016).  En dicho cuadro se observa  un ángel nuevo, configurado de tragedia,  ironía, con cierta mirada de inocencia, pero de un auténtico rostro de desprecio a la vida y un no mirar al pasado en toda su dimensión. Lo que le importa a ese ángel es alejarse y en la medida en que lo hace, deja entrever un simulacro en su mirada, que no puede ocultar al rostro todas las ruinas y cataclismos humanos que forman parte del llamado progreso.
Hoy, como ayer, la visión crítica de Bonó, como la de Benjamín, perduran en un nuevo enfoque sobre el precariado social, los desastres de la guerra y las hambrunas. Pero de ayer a hoy, la diferencia es abismal ante un panorama digital y de redes virtuales que, combinado con las reales, han creado nuevas expectativas de vida de consumo y bienestar que va perfilando cambios en la mentalidad y la cultura de los pueblos, los cuales se están valiendo de estos dispositivos digitales para poder sentirse, ser escuchados y producir nuevos acontecimientos sociales.
Por eso, el precariados de la República Dominicana, tendrá que comenzar a redefinir sus formas de lucha, porque son ellos los que lidiarán con los acontecimientos que vienen produciéndose  como resultado de un cibermundo global. Por lo menos, estos precariados  han comenzado a manifestarse en nuestra sociedad, se están dando cuenta de su situación laboral  y social.  

 II
La economía dominicana se ha transformado desde la década de los ochenta hasta la actualidad (1980-2016) en una economía de servicios. En estos treinta años la sociedad “ha sufrido un significativo proceso de transnacionalización, como consecuencia de la masiva emigración dominicana al exterior, (…) el impacto de los servicios altamente condicionados por el peso de las comunicaciones, el turismo, las maquiladoras y los procesos de apertura económica”. (Lozano: 328-329).
 Como producto de ese proceso de transnacionalización y de  la expansión de indicadores cibermundiales (tecnologías de la información y comunicación, transmisión de voz y datos, el ciberespacio de Internet)  en la República Dominicana  comenzaron a instalarse  empresas de centros de llamadas o los call centers. Estas  iniciaron sus operaciones a mediado de los noventa y de manera acelerada en la primera década del siglo XXI.
Estos Centros de Atención de llamadas (call centers, en inglés) son empresas que disponen de un conjunto de trabajadores que se dedican a atender llamadas o a realizar llamadas. El objetivo de estas llamadas puede ser con diversos propósitos; van desde  empresas comerciales, encuestadoras, hasta  departamentos de atención a clientes, atención a reclamaciones y todo lo relacionado al cibermarketing.
Estas empresas entraron a formar parte de la Zona Franca, amparándose en la Ley 8-90 y modificada en 2007, que las exoneraba  del  pago de impuestos. En la actualidad  hay más de  112 empresas de call centers y según el Banco Central estarían generando unos  55 mil empleos en este año 2016.
Las estrategias de los call centers apuntan específicamente a “las grandes empresas que requieren establecer un contacto permanente con sus clientes. Específicamente, “compañías de mercado masivo, como empresas financieras, bancos, servicios básicos y de telecomunicaciones” (Diario Libre: 27/1/2015).
La seducción de los jóvenes nativos digitales y los nets dominicanos  por los call centers es en parte por el salario que se devenga, el cual oscila entre  RD$14 mil y RD$27 mil al mes. Este renglón ha generado más de 40 mil empleos (Hoy: 9/1/2015), los cuales se han convertido en precariados dominicanos debido a su relación social entre precariedad y proletario.
Estos trabajadores han comenzado a demandar,  a través de  sus sindicatos muy tenues, una serie de derechos que por sus mismas exigencias les hace ser precariados en esta era del cibermundo.  Los trabajadores de los call centers “Xerox, Vixicom/Provitel, Altice-Tricom, Convergys/Stream y Alorica” han estado denunciado un conjunto de  abusos por parte de estas empresas. Según estos sindicatos estas empresas  amenazan con irse del país para regiones como Centroamérica, en donde no les exijan negociaciones colectivas o respeto a la libertad sindical.
Según los sindicatos de estos call centers, en empresas como “Xerox Luperón, las condiciones de infraestructura, higiene y oportunidades de crecimiento son precarias y parciales”. Esta situación crea desasosiego y una inseguridad más intensa de precariado, cuando se sabe que en este tipo de empresas suceden “accidentes laborales que nunca se reportan y mucho menos se investigan.  Inspecciones que nunca se realizan. Interrupciones de labor sin remuneración”.
Además de estas situaciones, se producen desgarraduras demoledoras cuando se vive bajo una intensa jornada de trabajo en la que se “labora de madrugada sin el auxilio de una unidad médica de emergencia y reestructuraciones realizadas en presencia de los trabajadores”. (Acento: 23/6/2016).  
En algunas de estas compañías comerciales, donde laboran los precariados, estos han logrado algunas conquistas mínimas pero siguen en el marco de las precariedades, de la inseguridad de ser cancelado en cualquier momento  o reducir sus salarios, no en tan malas condiciones como los trabajadores de las empresas (Xerox, Vixicom,Provitel, Altice-Tricom, Convergys,Stream y Alorica) en la que hoy sus sindicatos, salen a dar la cara antes su situación de precariado.
Hay que tener bien claro que la falta de protección y garantía de los derechos sociales y económicos en que vive el precariado dominicano, en este caso específico los de call centers, apuntan a un Estado que piensa que el mercado se auto regula por sí solo y que no ha de inmiscuirse en política de mercado, en la relación capital- trabajo, porque esto bloquea la política de inversión privada nacional e internacional.

 La situación laboral de este precariado forma parte del rostro social  persistente en nuestro país, en cuanto a la no existencia de una política de Estado bien definida, que se preocupe  por la protección de su gente; si el gobierno quiere aceptar las reglas de juego de ese tipo de empresas, que como resultado de la globalización cibermundial de los mercados  mutilan a sus trabajadores, por lo menos que se haga responsable de la otra parte que tiene que ver con la degradación y la precariedad..
 La globalización cibermundial es un hecho ineludible e irreversible, pero la regularización de esta es política y ciberpolítica corresponde al liderazgo de la política de sus gobernantes, quienes deben reinventar una política de derecho a la protección de sus trabajadores. 
Por eso, el gobierno del presidente Danilo Medina, que se ha enfocado en una República Dominicana digital, tiene que garantizar los derechos de estos precariados del siglo XXI, además tiene que  intensificar su inversión  en “educación, en investigación  y desarrollo”, para poder cambiarle el rostro total  a la sociedad dominicana. El gobierno tiene que profundizar la inversión “en la mejoría del nivel de vida de la gente”, porque de lo contrario “no habrá desarrollo informacional ni competencia, por más cajas de software que dispongamos y edificios  que los alojen. Conciliar ambos puntos es la clave del desarrollo en el mundo global”. (Lozano: 330). 
Esta visión abordada por Lozano ha sido el hilo conductor  de mis reflexiones en la década de los noventa, cuando  en el país hacía su entrada al escenario el cibermundo, el cual apenas se estaba configurando para ese entonces. Las reflexiones tanto de ayer como la de hoy implican la relación entre sujeto cibernético, discurso, sociedad y poder digital y una articulación entre el desarrollos social, educativo y económico con trasfondo tecnológico digital, envuelto en la cultura cibernética o cibercultura.  
En el cibermundo global  en donde el capital net se mueve en fracción de segundos de un país a otro, sin dar explicaciones de sus movimientos de capitales, los gobiernos han de pensar que es necesario no dejar que los mercados y las empresas sigan definiendo el panorama laboral y social de su respectivo país,  que ellos decidan y dirijan la política económica de los Estados.

Referencia bibliográfica
Lozano, Wilfredo (2013).La razón democrática. Cultura política, desarrollo y clientelismo en la democracia dominicana. Santo Domingo: Búho
Minaya, Julio (2014). Pedro Francisco Bono. Vida, obra y pensamiento crítico. Santo Domingo: Archivo General de la Nación.
Moya Pons, Fran (2014). El gran cambio. Santo Domingo: Banco Popular.
Webgrafia
Merejo, Andrés (2016). “ÁNGELUS NOVUS Y UN HURACÁN LLAMADO PROGRESO”. En: http://www.revistadecooperacion.com/numero 8/e-01.pdf
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