martes, 20 de noviembre de 2012

UASD indignada






Un recorrido por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)  es contemplar la modernización de su edificaciones exceptuando algunas, como el caso de la Facultad de Humanidades, que se quedó sin entrar al festín de las millonadas, no porque no estaba en el proyecto del mito del “jardín del fuero universitario”, sino porque parte de los fondos que se le otorgaron al contratista se esfumaron juntos con este. Parte de esas edificaciones se presentan como un mito vaciado de significado, tal como lo aborda el discurso de Roland. Barthes,  quien explica cómo el mito trata de borrar huellas, historia y se convierte en un rodeo, en un metalenguaje.  
Si observamos la portentosa Torre Administrativa o el parqueo de la UASD, se erige la importancia de la obra, se justifica dicha construcción, la cual se retuerce en un ejercicio mental, en cuanto que esas obras son necesarias, cobran vida, mito que no dice nada de su sobreevaluación y de la estrategia de acumulación de capital por parte de sus funcionarios virtuales.
Estos funcionarios con tales estrategia de construcción no buscaban un sentido de transformación de la institución, sino un espacio donde se puede invertir sin que nadie lo objete. Como dicha inversión en esta área nadie la cuestiona, le sirvió de canal para su acumulación de capital.  
Tales inversiones se han tragado el mismo sentido de la educación y el de los demás derechos, como el 5 % del Presupuesto del país para la UASD y otras esferas de libertades del sujeto, como una tan sencilla, el derecho a protestar y no ser ejecutado en plena movilización contra el paquetazo fiscal, como le sucedió al estudiante de quinto año de medicina  Willy Warden Florián de 22 años, quien recibió un balazo en el tórax o la profesora Ángela Heredia Moquete por protestar en su barrio, Villa Estela de Barahona, en demanda del servicio de agua potable.
Pero estos tipos de servicios, como el de reformar el cuerpo policial no forman parte de la estrategia de inversión de los gobiernos. En cambio, la Biblioteca de la universidad entra el festín de la fiesta del mito, porque su remodelación forma parte de esa estrategia de acumulación de riquezas de una fracción  de la casta política del PLD.
         Si pensamos en estas tres edificaciones que han transformado la UASD, no cobra fuerza el sentido de la responsabilidad ciudadana, sino la ideología que junto al mito refuerza y justifica el discurso lógico. “Todos los políticos son corruptos y por lo menos ahí está la obra”, o la siguiente, “Déjate de eso, ¿qué hicieron los otros?”. En fin, una ideología para idiotas, porque se cree que todos somos idiotas y que en nuestra universidad nadie piensa, cuando lo que estamos ahí somos académicos, no idiotas.  
Pero vamos desmontando el mito, resquebrajándolo, buscando donde hay critica, conocimiento, y no ideología. Una mirada al edificio tecnológico que se encuentra en la parte de posterior de la Biblioteca Pedro Mir dice tantas cosas esplendorosas que logra que los ojos broten, aunque se oculte su sobrevaluación en más de 1.190 millones de pesos, si pensamos en que su presupuesto original se estimó en menos de 300 millones de pesos.
Pero la obra está ahí. Es lo más importante, según el discurso de la ideología política de los corruptos y los que la critican son personas que pertenecen a la oposición. Pero si caminamos unos cuantos metros, nos encontramos con el majestuoso comedor, que está ahí y dará su servicio y nadie lo cuestiona, pero si vamos a buscar conocimiento,  no ideología, aunque no negamos los valores ideológicos,  pero si se quiere me refiero a ideologías de idiotas, el presupuesto original de la construcción del comedor  se estimó en menos de 360 millones de pesos y se concluyó en más de 812 millones de pesos.
 En cambio, la destructora de mitos, por su misma condición de humanismo,  es la Facultad de Humanidades, que se encuentra perdida en un presupuesto que se entregó a media, pero que no se ejecutó y hoy su edificación es una protesta en sí misma contra el bello jardín del fuero universitario.   
El gobierno de Leonel Fernández invirtió en la universidad  y contribuyó a  su  modernización, nadie lo pone en duda. Contamos con varios recintos que son dignos de elogio, pero no para mitificarlos y  no entender que estas edificaciones formaron parte de la acumulación de capital de ese sector político, que hoy no necesita de los empresarios para seguir en el poder.
No somos idiotas y poseemos conciencia ciudadana sin buscar bandería política y sabemos que todos somos afectados en la UASD , porque se cree desde la casta política del poder del Estado que  en dicha institución lo que hay es un grupo de idiotas que observamos, pero no nos indignamos.  Porque creen que somos idiotas piensan que se nos puede decir sin que reaccionemos que el déficit fiscal del 8% del Producto Interno Bruto equivalente a más de 200 mil millones de pesos no tuvo nada que ver con la modernización de la UASD.  Pero el bello jardín sigue en pie, mientras sus recursos humanos se degradan cada día y con la reforma fiscal terminaremos vaciados de significado.