miércoles, 1 de junio de 2016

                                 Fraudes electrónicos en elecciones dominicanas

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En la República Dominicana hay evidencia sobre elecciones caracterizadas por fraude electrónico y la manipulación digitalizada de los votos.  La primera se evidenció en el 1990 contra el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y en 1994 contra el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) a nivel cuantitativo; ambas elecciones favorecieron la candidatura del doctor Joaquín Balaguer.
Esos dos fraudes electrónicos le  encajaron  muy bien al balaguerismo, ya que su tradición desde el 1966 es el fraude electoral, porque siempre se impuso en el poder de manera fraudulenta,  por lo que  su práctica, su  discurso político conservador y antidemocrático siempre llevó el sello de los fraudes electorales, fueran electrónicos o no.
En las elecciones del 1990, se le otorgó el triunfo al doctor Joaquín Balaguer cuando en realidad fue Juan Bosch quien las ganó. De ahí que para ese entonces el doctor Leonel Fernández dijera en su libro “Raíces de un poder usurpado” (1991) que ese triunfo electoral tenía una gravísima implicación política, ya que no hubo certeza en el tipo de informaciones suministradas a las computadoras, lo que naturalmente permitía cualquier tipo de adulteración.
En su libro, Fernández  explica cómo en aquellas elecciones se montó el fraude electoral computarizado, el cual nunca había existido en la cultura dominicana, ya que la cultura tecnológica digital era exigua. Es por eso que se realizaron, dice: “Las distintas manipulaciones (…) con la finalidad de alterar los resultados, a partir del proceso de digitación, del pase del dato del formulario 6 a la computadora; la validación, o revisión de errores detectados en la digitación y en la aplicación del programa de computadoras”. (Ibíd. P.41).
Ese fraude electrónico (1990) que se le hizo al Partido de la Liberación Dominicana, a su candidato profesor Juan Bosch, colocó  la República Dominicana en una incertidumbre social y política, en llamado a huelga general y de oposición permanente al régimen balaguerista, ya que los resultados de esa elecciones se vinieron a conocer el 13 de julio. Tal fraude electrónico  impuso la candidatura de Joaquín Balaguer por una diferencia de un 1%, o sea unos veinticinco mil votos.  Dichos votos que favorecieron al Partido Reformista fueron de los votos dislocados en el centro de cómputos de la Junta Central Electoral y los cuales  favorecían al Partido de Liberación Dominicana.
El segundo fraude  electrónico fue en el 1994 contra José Francisco Peña Gómez y fue de tal magnitud que Joaquín Balaguer solo se pudo mantener por dos años. Al igual que en 1990, este fraude se caracterizó por la manipulación de las votaciones en el centro de cómputos de la Junta Central Electoral, para ese entonces tenía una computadora IBM-ES/9000.
Sobre ese proceso electoral y en el que se impuso el fraude electrónico, el periodista Juan Bolívar Díaz realizó una investigación rigurosa, la cual se recoge en su libro: “Trauma Electoral (1996), donde explica la forma en que se ejecutó dicho fraude computarizado del 1994 , se detalla el informe que  el asesor del centro de cómputos Jorge Tirado presentó, en el que dice cómo el centro electoral confrontó problemas para dar los resultados de las votaciones: “La falla en programación permitía que perdiera resúmenes de actas enviadas por las Juntas Municipales. En consecuencia los disquetes de computadora entregados a los partidos no concordaron con los resúmenes de actas reportadas. Por lo que “el cómputo fue manipulado para sostener el ‘triunfo’ del candidato oficial (Joaquín Balaguer. A.M.) Por eso se retrasa el primer boletín (...) y dado a conocer públicamente casi una hora después.” (Ibíd. 166).
Todo el trastorno que se realizó en el centro de cómputos fue para favorecer a Balaguer desde el primer boletín en el que este sobresalía con más de un 3% frente a Peña Gómez. Las alteraciones de las votaciones no vinieron del cielo, fueron ejecutadas por técnicos en informática al servicio de este caudillo. 
Este fraude electrónico mantuvo al país, al borde de una guerra civil, y a una condena internacional, comparada a la elecciones del 1978. Sin embargo, la Junta Central Electoral proclamó ganador a Joaquín Balaguer el 2 de agosto del 1994, por la diferencia de unos 22 mil 281 votos contra José Francisco Peña Gómez, tal como había sucedido con Juan Bosch, quien supuestamente perdió por unos 25 mil votos en el 1990. Ambas diferencias son muy parecidas, ya que fueron cifras bien manipuladas y estas solo podían provenir de un fraude montado en el centro de cómputos de la Junta Central Electoral.
                                                                     II
Después de  los fraudes electrónicos (1990 y 1994) que favorecieron al doctor Balaguer, los demás procesos electorales encabezados por el PLD y PRD (período  1996-2012)  han tenido su altas y bajas en materia de irregularidades, compras de cedulas, dislocación de padrón, errores técnicos y de digitalización, caída de la automatización  y formas autoritarias en el manejo de los procesos electorales por parte de la Junta Central Electoral y la intervención del Estado en dichos comicios.  Tal fue el caso específico del expresidente Hipólito Mejía (2004) que impuso la modificación de la constitución de la República  en el congreso (compra de diputados de la oposición) para tratar de reelegirse a sangre y fuego, en detrimento de su  partido y el país. En esos procesos electorales mencionados, ningunos de esos dos partidos puede decir que está limpio de tales eventos históricos y que de una u otra manera salen a relucir los reformistas, el PQD y los Vincho.
         Al igual que en esos procesos electorales, las elecciones del 15 mayo del 2016, también presentan esos y otros tipos de  irregularidades; como el colapso en la automatización, y cuando el presidente Danilo Medina impuso la modificación de la constitución de la República en el congreso (compras de diputados de la oposición) y se llevó como un huracán los vientos del expresidente Leonel Fernández.
Esta vez el escenario principal fue entre el Partido de la Liberación Dominicana y el Partido Revolucionario Moderno (PRM), constituidos por el sector hegemónico de lo que fue el PRD. Dicho proceso electoral ha sido en parte desastroso hasta el punto que la Junta Central Electoral llegó a decir que habían renunciado  tres mil técnicos en la madrugada del 15, horas antes de iniciarse las votaciones, los cuales formaban parte del equipo técnico informático para el montaje de las votaciones.
Esta supuesta renuncia se volvió viral en las redes sociales, generando una sensación de angustia y malestar en la ciudadanía. El informe de Alicia Ortega (23/V/2016) explica  que los testimonios de los supuestos renunciantes ponen en tela de juicio la declaraciones sobre este aspecto del presidente de la Junta Central Electoral, doctor Roberto Rosario y sobre la organización del proceso del conteo que aún no termina; así como la anulación de ‘las elecciones en 238 colegios electorales”, por parte de la Junta Central de Santo Domingo Oeste. (En toda la prensa de fecha 26/5/2016).
           Ese suceso fue más intenso que el caso de Félix Bautista, en donde la Junta Central Electoral tuvo que reconocer, a través de su cuenta de Twitter, que hubo un  error de 160 mil votos de más para ese sujeto. La provincia de San Juan tiene menos de 130 mil habitantes y supuestamente Félix Bautista sacó 225,411 votos; o sea, el senador más corrupto en la historia dominicana obtuvo más votos que habitantes, uno de los funcionarios más corruptos de la República Dominicana y el mundo.
          Esta irregularidad concuerda con los informes de la Organización de Estados Americanos (OEA) cuando aseguró que la jornada electoral  presentó dificultades en el uso de los equipos técnicos y que en numerosos recintos faltaron esos equipos, además de la ausencia de los auxiliares técnicos y el “problemas de conectividad y funcionamiento de las máquinas de control biométrico y de cómputo automatizado”. A todo esto, súmesele que “Las autoridades electorales debieron ordenar el inicio de la jornada de votación aunque no estuvieran en funcionamiento las máquinas para identificar a los votantes”, en la que no faltó  la poca “familiarización de los técnicos con el funcionamiento de los equipos y la carencia de “condiciones de infraestructura periférica para su correcto funcionamiento” (informe preliminar de la OEA). Algunas de esas observaciones también la recogieron otras instituciones como Participación Ciudadana y  la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).
 Por lo anteriormente analizado, si bien lo sucedido no puede compararse con los escenarios 1990 y 1994; ya que en esos dos procesos electorales, el mundo computacional, como sus técnicos y  la digitalización se encontraban en el Centro de Cómputos de la Junta Central Electoral y el escenario de fraude fue apabullante; no obstante a eso, hoy se siguen reproduciendo algunas prácticas antidemocráticas y de corte balaguerista, como la señalada por la OEA en relación al modelo de financiamiento público de los partidos  y que no hay ningún tipo de regulación sobre el financiamiento privado, así como de la compradera de votos.
Todo esto deja entrever cómo los dominicanos vamos retrocediendo en política democrática y abriéndonos paso hacia la política más autoritaria con relación al poder del dinero y la aceptación de políticos corruptos. Lo que indica que el poder del dinero, articulado a mafia política, puede llegar a controlar los principales estamentos de poder; por lo que se hace urgente la implementación de una profunda reforma política en materia de ley electoral, jurídica y del sistema de partidos políticos.
Es por eso que en esta elecciones no solo se reeligió el presidente Danilo Medina, sino también a “28 de los 32 senadores y gran parte de los diputados oficialistas y del opositor Partido Revolucionario Moderno (PRM), fruto de acuerdos de las cúpulas partidarias, que en gran proporción constituyeron negación de la democracia interna”, como bien lo afirma Juan Bolívar Díaz, en su artículo “Notable retroceso democrático y colapso de la automatización”. (Periódico Hoy, 22-V-2016, párrafo 3).
Tales resultados, evidencian la  cultura política  dominicana, la que en el transcurrir de su historia se ha caracterizado por el clientelismo y el patrimonialismo, y  que  como bien apunta el intelectual Diógenes Céspedes, estas son: “la serpiente escupidora que nos lanza a los ojos el veneno que seda, adormece y mata a esta porción de humanidad gobernada por el despotismo, la sumisión, la abyección, la compra de votos y de conciencia, la corrupción, las violaciones a la Constitución y las leyes y no hay sanción para nadie y a causa de esa falta de conciencia de clase todos queremos ser oligarcas, robarnos el erario y no volver a trabajar nunca jamás, ahítos de placeres y privilegios”.(Acento.com 21-V-2016, párrafo 21).
 Pero a diferencia del fraude electoral electrónico  de 1994 en donde se habían creado una condiciones sociales  y políticas, en las que el país llegó a verse al borde de una guerra civil, en la presente coyuntura electoral (15 de mayo de  2016), no hay discursos ideológicos o pasiones políticas que dibujen cambios sociales significativos, sino pasiones clientelares que les han dado la bienvenida al  liderazgo personal del partido, en la que el culto y la veneración política al jefe del partido es lo que cuenta. Por eso vemos cómo en la oposición política están mezclados ultranacionalistas y ultraderechistas con liberales, a los cuales el gobierno de Danilo Medina se encargó de sacar de las arcas del Estado (PQD, Reformista, los Vincho, PUN) y hoy quieren presentarse en la sociedad como actores democráticos y de principios éticos políticos.  
Pero, al parecer, ya eso no importa, porque en cada jefe de partido lo que vale es llegar al poder para enriquecerse y decidir  quiénes pueden  ser o no diputados, senadores, alcaldes y regidores, en detrimento de la tradición democrática de sus militantes, los cuales se van esfumando con la entrada en escena de la ciberpolítica como nueva forma de hacer política y en la que cuentan las redes sociales más que los comités de base y la casa nacional del partido. Como todo se define en el ciberespacio, en las redes sociales, en lo virtual, no hay por qué preocuparse por esos dirigentes medios y de base en lo real, mucho menos si miles están trabajando o tienen una botella en el Estado.
En estos tiempos digitales, el partido personalista forma parte del populismo, del manejo del Estado como si fuese una propiedad familiar y de poner a la gente (no a los ciudadanos) a mendigar, a ir detrás de un empleo y una dádiva. ¿Hay dirigentes en esos partidos dominicanos que cuestionen la razón de ser del partido personalista?  Es muy difícil, ya que la  base de la cultura del partido personalista es el clientelismo y el patrimonialismo, porque en este “no es una asociación la que ha creado a un jefe, sino que es un jefe el que ha creado la asociación”. (Bobbio y Maurizio Viroli, 2002: 81).
Es por eso que podemos ver cómo en las pasadas elecciones, el Partido de la Liberación Dominicana se enfrentaron a muerte las dos facciones, la del presidente Danilo Medina  y la del expresidente Leonel Fernández. Ambas se entrecruzaron en espionaje electrónico y estrategia política; mostraron, cada una por separado el discurso del poder en cuanto a simulacro y espectros y las miradas de la desconfianza. La pragmática del poder no tardó mucho  en funcionar y esta se evidenció en la derrota apabullante que sufrió Roberto Salcedo, alcalde del Distrito Nacional, a quien el danilismo le socavó la certidumbre económica de los militantes leonelistas que trabajaron con el aludido alcalde durante 14 años.
Pero el danilismo no se quedó ahí, también logró que perdieran los senadores  siguientes: el vicepresidente del organismo legislativo, Francis Vargas, quien perdió en Puerto Plata; Carlos Castillo, en San José de Ocoa, y José María Sosa Vásquez, en San Pedro de Macorís. El leonelismo le devolvió con la misma moneda con la diputada Kenia Mejía de Bisonó, quien perdió en el Seíbo y con la Alcaldía de Boca chica.  Todos en base a los votos fraccionados que  salen a relucir en algunos de los casos, como el del Partido de Unidad Nacional (PUN) y el Bloque Institucional Socialdemócrata de José Francisco Peña Guaba (BIS).
Es en ese aspecto, Josefina Pérez Gaviño, miembro del Comité Central del Partido de la Liberación Dominicana y esposa del dirigente peledeísta Franklin Almeyda Rancier, dirige una carta al Comité Político del PLD en donde expresa su disgusto sobre el proceso electoral y afirma que “el candidato a Síndico(sic) del Distrito Nacional por el PLD no ganó porque dirigentes y miembros de ese Comité Político y del Comité Central mandaron a votar por David Collado y los votos que ese candidato obtuvo son del PLD”. (en toda la prensa de fecha 19/5/2016).
Se desprende de todo esto que con el triunfo del presidente Danilo Medina en primera vuelta, la caída del primer ciberpolítico dominicano, que es el doctor Leonel Fernández Reyna, es irreversible, lo que no significa que quede fuera del escenario de la política y su abanico de alianzas, pero sí de la presidencia de la República. Por lo que en este proceso electoral, quien salió perdiendo no fue Luis Abinader, ni Danilo Medina, sino el expresidente Leonel Fernández y sus secuaces.
Sin embargo, en este nuevo escenario de la política dominicana, el personalismo político sigue envolviendo más que antes la cultura política dominicana y este no se construye sobre un poder político institucional,  sino que gira en torno a la figura personal de un presidente o  dirigentes políticos de la oposición. Este personalismo político puede ser objeto de cuestionamiento en su accionar, ya que muchos de sus seguidores también tienen sus estrategias personales.
Es de ahí, que en medio de todas las irregularidades que se manifestaron en el pasado proceso electoral, en el que el Partido Revolucionario Moderno (PRM) busca el reconteo manual de las votaciones B y C, con el objetivo de defender a sus candidatos congresuales y municipales, a la vez que ha estado denunciando fraudes, no por eso algunos de sus dirigentes han dejado de celebrar en los municipios y provincias en donde resultaron favorecidos por los electores.
Estos candidatos a alcaldes y diputados por el PRM llegaron a celebrar su triunfo en la pasada elecciones del 15 mayo de 2016 y,  aunque algunos la definieron como desastre, no dejaron de legitimarla con su discurso; tal fue el caso de la diputada electa Faride Raful, quien dijo que a “aunque su partido no logró la victoria a nivel presidencial, más del 35 % del electorado nacional demostró que no quiere seguir gobernado por el actual partido que dirige el Estado”. (22/5/2016). Lo que significa que  el presidente Danilo logró su triunfo en primera vuelta y que en parte tiene que ver con varios puntos de su obra de gobierno, el 4%  a la educación, el acercamiento con la gente, pero sin dejar a un lado el uso y abuso de la maquinaria del Estado con todos sus recursos, los cuales fueron parte de la observaciones que presentó el informe de la OEA.
Hay que realzar que algunas de esas ideas las reconoció  el mismo presidente Medina un día antes de las votaciones, cuando se presentó ante los observadores internacionales y llegó a decir que la “Ley Electoral es injusta y que propicia una competencia desleal y que prometió impulsar la Ley de Partidos aunque esto signifique que su partido renuncie a las cosas que hoy le beneficien”. (en toda la prensa de fecha 14/5/2016). Ahora me pregunto  ¿Lo cumplirá al igual que su promesa de no repostularse en el 2020? O a lo mejor, ¿Llegará a formar parte la República Dominicana de una cibercultura que forme redes de ciberciudadanos que resquebrajen el sistema político en que vivimos?
En conclusión, hay que decir que muchos eventos nos esperan en estos cuatro años por venir ante un sistema democrático dominicano que se encuentra bloqueado por los mismos partidos políticos y en donde parte de esa solución viene de la sociedad civil en cuanto a seguir luchando por minar los tentáculos clientelistas y patrimonialistas; para luchar e ir transformado la política en una visión ciberpolítica, en cuanto que hoy la democracia hay que democratizarla y en  cuanto que todos los dominicanos tienen algo que decir y lo dicen en lo referente a la búsqueda de la trasparencia en contra de la corrupción y por la conciencia ciudadana en el ámbito de lo social, espacial y ciberespacial.
Referencias bibliográficas
1.       Bobbio y Maurizio Viroli. (2002). Diálogo en torno a la república. Barcelona: TusQuets.
2.       Céspedes, Diógenes (2016) “La matrícula de Segovia, la ley de doble nacionalidad y la falta de conciencia nacional”:
      3. Díaz, Juan Bolívar. (1996). Trauma electoral. Santo Domingo: MOGRAF, 2016.
     4- (2016).”Notable retroceso democrático y colapso de la automatización”:http://acento.com.do/2016/politica/8351195-notable-retroceso-democratico-colapso-la-automatizacion-analisis-juan-bolivar-diaz/. (22/5/2016).
     5. Fernández, Leonel. (1991).Raíces de un poder usurpado. Santo Domingo: Alfa y Omega.
6. Raful,Faridel.(2016).http://www.diariolibre.com/noticias/politica/faride-define-elecciones-como-un-desastre-y-afirma-que-mas-del-35-no-quiere-al-pld-YG3769652 (22/5/2016).
     7. OEA (2016). http://www.oas.org/es/centro_noticias/comunicado_prensa.asp?sCodigo=C-061/16
      8. Ortega, Alicia. (2016). http://www.noticiassin.com/2016/05/renuncias-e-identificacion-de- auxiliares-tecnicos-destapa-una-caja-de-pandora/. (23/5/2016).