domingo, 12 de diciembre de 2010

El español: Segunda lengua ciberespacial

El español: Segunda lengua ciberespacial






A modo de introducción




En la República Dominicana no se ha forjado una conciencia sobre el valor de la cibercultura que ha surgido en la era del cibermundo. Muchos intelectuales no le han dado importancia a esta nueva forma de valores culturales que va creciendo en los jóvenes net y en los nativos digitales.

La tradición intelectual dominicana ha tenido una visión de la tecnología como si fuese un saber de simple técnica y no como cultura, la cual expresa una serie de símbolos producidos por el sujeto cibernético y su función práctica.

La cibercultura es producto de la información y del conocimiento digital originado por el sujeto cibernético. Muchos de estos sujetos tienen dominio de la lengua y de la sociedad. Si es cierto que en la construcción de ese cibermundo han intervenido programadores e ingenieros de sistema, no es menos cierto que también intervienen los filósofos, educadores, lingüistas, físicos, sociólogos y todos los sujetos cibernéticos que de una u otra manera tienen el ciberespacio como parte de su vida, gracias a su discurso que se manifiesta en una lengua particular, en este caso el español.

En ese aspecto, la cibercultura que se vive en la cotidianidad dominicana se ha estado manifestando a través de los discursos expresados por los sujetos, gracias a la articulación de la lengua y la sociedad, impregnada ya de imágenes, de pantallas, virtualidades y aceleración del tiempo instantáneo y cibernético. Todas estas manifestaciones ciberculturales forman parte de la mentalidad de la generación net y de los nativos digitales.
En tal sentido, la cultura en nuestro país no puede reducirse a la cultura tradicional, al margen de ese semillero de cultura cibernética. Para muchos intelectuales la tecnología de la información se reduce a un simple saber instrumental práctico, con poco vuelo teórico.
Este tipo de visión se mueve en una falla filosófica e histórica, ya que se queda en la tecnología anterior de la mitad del siglo XX donde las habilidades y la fuerza muscular era lo primordial. En cambio, la tecnología, desde la mitad del siglo XX, se forja en el conocimiento, en la teoría científica, en la tecno-ciencia.

La cibercultura produce placer en ese entramado de conectividad e interacción de los sujetos cibernéticos y los entornos virtuales. En esa cultura, el concepto de velocidad, aceleramiento y tiempo instantáneo construyen la vida de los jóvenes net y de los nativos digitales dominicanos.
Sobre esas ideas de la cibercultura valorada por intelectuales dominicanos, me referí en mi texto La República Dominicana en el ciberespacio de Internet (2007:79) en los siguientes términos:


En los finales del siglo XX, el escritor Andrés L Mateo (1999) llegó a preguntarse sobre la vigencia política del caudillo Joaquín Balaguer, en la era del ciberespacio: ¿Es Balaguer armonizable con una computadora? ¿Las palabras E-mail, Explorer, Netscape, Internet, no lo niegan de plano? ¿En esa virtualidad del instante, Balaguer ante un Fax, no es una antigualla irremediable?
Veloz Maggiolo (2007) nos dice en un reciente artículo que Internet, dado el creciente proceso de digitalización de lo cultural, es el mayor explotador del ocio, ya no de las clases, sino de libertades entre las que el ocio es sólo una parte de la materia prima que se ha de explotar. Pero es, también, el mayor contenedor de informaciones, y el más completo y anárquico campo de acción de la cultura de nuestros días. Céspedes escribió un ensayo sobre Los cuentos dominicanos más sobresalientes del siglo XX, donde dice que “a la era de los temas ciberespaciales, de la astrofísica, de Internet y de la informática hay que buscarle una nueva forma sentido.(…) fundar el genero policial en nuestra cultura, pero no como ha existido hasta ahora, sino ligado a la nueva tecnología”.


Otros intelectuales como Matos Moquete han reflexionado sobre El chateo: ¿mal uso del lenguaje o nuevo código? (2006), donde explica que el chateo no puede analizarse en solitario, sino que debe ser estudiado dentro de un grupo específico, teniendo en cuenta su particularidad y no se puede tomar como referencia para el análisis y la evaluación de las competencias de lectura y escritura de los jóvenes.

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Hay una relación, más no una identidad, entre: lenguaje, lengua y sociedad. Un sujeto no puede concebirse sin esa relación, el discurso que él enuncia así lo define y lo redefine, lo particulariza, en una concreción cultural y social. Ya Benveniste (1985:31-32) explicaba cómo el lenguaje se realiza siempre en una lengua, en una estructura lingüística definida y particular, inseparable de un discurso específico y de una sociedad definida y particular.

De ahí que lengua y sociedad no se conciben una sin la otra, ambas son dadas al sujeto, tal como apunta Benveniste, por lo cual merced a la lengua el hombre asimila la cultura, la perpetua o la transforma.
Hoy día ese sujeto que habla la lengua española, que se manifiesta en una sociedad particular que cabalga por los vericuetos del ciberespacio, sufre las transformaciones del cibermundo y de las relaciones virtuales.

Consciente o no, ese sujeto del mundo hispanoamericano que viaja por los valles, montañas y barrancas del ciberespacio se ha convertido hoy en un sujeto cibernético. Y esto tiene que ser objeto de reflexión, investigación y estudio por parte de los lingüistas y otros intelectuales de las humanidades.

En esos sujetos cibernéticos que viven en ese ciberespacio, que se revelan por su idioma español conviven diversas prácticas sociales, son múltiples y contradictorios, de ahí que en esas practicas sociales sobresalgan dos tipologías: el nativo digital y el emigrante digital. El primero ha nacido en el cibermundo, por lo que es natural para él chatear, escribir y reescribir su vida en blogs, ser parte de redes sociales virtuales como Facebook o Twitter. En cambio, el segundo como emigrante entra bajo protesta y a regañadientes a esos espacios cibernéticos.

Una minoría de sujetos cibernéticos, críticos de ese mundo digital, no entra en el plano de ese dualismo nativo y emigrante, ya que se asumen como sujetos, sin condenar ni elogiar el ciberespacio, más bien lo sitúan en lo social, y comprenden que esto forma parte de la nueva forma de organización social, política, cultural digital que los sujetos han estado construyendo desde hace medio siglo.

En ese sentido hoy se puede situar el español como la segunda lengua de más comunicación en el ciberespacio, con 136 millones de usuarios, un 8 % de los dos mil millones de cibernautas que viven en el cibermundo, en un mundo digital, hinchado de información, de datos y de pocos conocimientos innovadores y creativos.
De acuerdo al informe presentado por el Instituto Cervantes (2010) el primer idioma es el Inglés con uso de 478.442.372 millones de cibernautas en la Ciberamérica de Bill Gates y luego se encuentra el chino con unos 383.650.73 millones, que en la valoración de lengua nativa o natural en la que se inscriben los sujetos culturales, sería la segunda lengua más usada en el ciberespacio por la cantidad de cibernautas que la constituyen. Sin embargo, el chino no trasciende el país de origen, ya que no tiene la fluidez, el vuelo de los cantares del poeta Machado en las navegaciones, como tampoco un semillero de portales y puertos de diversos sujetos cibernéticos que viven en distintas regiones del cibermundo.
El español como lengua se ha posicionado en todas esas regiones digitales. En cambio, el chino no ha podido sacudirse de su muralla china. A pesar de su posicionamiento como primera potencia económica del mundo, eso no la coloca en el ciberespacio como segunda lengua sin frontera como lo es el español, que es demás idioma de comunicación.
Por el contrario, el imperio chino quiere encerrarse en un portal nacional, acorde a la política del Partido Comunista, quiere llevar orden al ciberespacio, por lo que aun siendo la segunda lengua en cuanto a cantidad de sujetos cibernéticos de una misma cultura, no logra ser la segunda lengua más hablada en cuanto a diversidad cultural, de pluralidades de sujetos de diversas culturas en el cibermundo, tal como sucede con la lengua española.

El español ha conseguido en la era del cibermundo circular por todos los confines del ciberespacio de manera vertiginosa, no encerrándose en cadenas de productividad, mercados normales y locales, sino mundiales en cuanto a cultura y sistema abierto de comercialización y de manera especifica de apertura literaria, filosófica y cultural, no en un milenarismo asiático difícil de penetrar.

Hay cerca de 681 millones de páginas en español en el cibermundo, el inglés tiene 9,890 millones de páginas y el chino tiene 806 millones y existen 850 diarios digitales en español.

El sujeto cibernético de lengua española ha construido todos esos espacios, los poetas, los lingüistas, los sociólogos, los filósofos y educadores han contribuido a la innovación y creatividad del ciberespacio.

Por tal razón que no se puede dar un sentido único a estos espacios virtuales, ya que dependiendo de los sujetos que construyan sus espacios digitales es que se puede situar si estos espacios empobrecen o enriquecen la lengua española. De ahí que los mensajes lingüísticos, la lexicografía, el caso del diccionario, la enciclopedia, seducen en cuanto presencia de lo digital, ya que se habla de un diseño, de construcción y de difusión de palabras en el plano de la lengua española, que se articula a la sociedad, a la cultura de un país.

De un millón de ejemplo de puertas y ventanas virtuales podemos mencionar el portal Cervantes.es, que contribuye a ese enriquecimiento por parte de los sujetos amantes de la cultura hispanoamericana.

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Hoy vemos como se ha incrementado el empleo en la lengua escrita de manera vertiginosa, y ha cedido terreno el predominio de la lengua oral. En el ciberespacio se escribe, se rescribe y se interactúa de manera virtual. Más que decir enunciados, gesticular palabras, la escritura entra a la seducción del mundo de la imagen como soporte de que se vive en el intercambio de sentimientos, de miradas.

Por lo que la estrategia de los maestros y expertos en lingüística, más que condenar este mundo digital, lo que deben hacer es estudiar e investigar cómo utilizar estrategias para minar la parte empobrecedora de esos espacios. No confundirlos con herramientas, como aparatos donde se pueden vaciar unos contenidos de esquemas educativos desfasados de los cambios que los nativos digitales han ocasionado a la hora de inventar práctica comunicativa y de escritura en español, cargada de códigos, neologismos, de lecturas no lineales, sino interactivas, que han puesto funcionar simultáneamente el conocimiento sensorial y racional.

El dominio de la lengua española depende del dominio de la relación cultura- sociedad, y de la capacidad para comprender esa cultura y esa sociedad, ante todo compren der la capacidad abrirse a ese ciberespacio. Por lo que la práctica comunicativa en español en el ciberespacio se ha hecho hábito, lo que implicará muchas transformaciones. Apenas es el comienzo, si lo comparamos con lo radio y la televisión

Lo que esta sucediendo no es simplemente una explosión de redes de ingeniería como Internet y las redes tecnológicas digitales, sino una serie de trasformaciones de las prácticas sociales, como las formas de relacionarse y de los contextos culturales, que están haciendo vivir dramáticamente cambios en el cerebro del ser humano. Por lo que no se puede confundir el ciberespacio con el Internet, ya que este último se queda en la historia de la tecnología. En cambio, el ciberespacio es expresión de las diversas prácticas sociales de los sujetos cibernéticos.
Prácticas sociales que han estado cambiando la forma de pensar, de actuar y vivir del hombre, cambiando el cerebro en toda su dimensión.
En ese sentido Small y Vorgan (2008:15-16) dicen:

La actual eclosión de la tecnología digital no sólo está cambiando nuestra forma de vivir y comunicarnos, sino que está alterando, rápida y profundamente, nuestro cerebro. La exposición diaria a la alta tecnología -ordenadores, teléfonos inteligentes, videojuego, buscadores, como Google o Yahoo- estimula la alteración de los caminos neuronales y la activación de los neurotransmisores, con lo que gradualmente se afianzan en el cerebro nuevos caminos neuronales, al tiempo que los antiguos se desdibujan. Debido a la actual revolución tecnológica, en este preciso momento nuestro cerebro está evolucionando (a una velocidad sin precedentes).La tecnología digital, además de influir en cómo pensamos, nos está cambiando la forma de sentir y comportarnos, y el modo de funcionar de nuestro cerebro.

Como se puede valorar, se viven unos cambios donde el cerebro, el pensamiento y el conocimiento no permanecerán igual en estos tiempos que transcurren. Estos acontecimientos no son simple explosión de tecnología digital y virtual, todo lo contrario, son una secuencia de cambios, de prácticas sociales y de formas de relacionarse de los sujetos.

De ahí es que las grandes transformaciones, el terremoto digital que se avecina comparado con los temblores que hemos presenciado en el plano informático, con intensidad, recaerá sobre los nativos digitales, que ven el estudio y el chatear como una dimensión de diversión, un juego y una socialización, cosa esta que no pasaba con los emigrantes digitales.

Emigrantes digitales que tarde o temprano dejarán de existir, ya que pertenecen a la brecha digital que esfumará cuando por condición biológica, tales emigrantes tenderán a desaparecer y dejará de existir esta división digital, ya que esos nativos digitales serán los sujetos cibernéticos en el cibermundo.







Referencias Bibliográficas

Benveniste Emile, (1985). Problema de lingüística general. México: 12ª edición. Siglo XXI.


Merejo, Andrés (1998). La vida Americana en el siglo XXI. Santo Domingo: Colores.
- (2002).La ética de la informática. Curso virtual. Tesis de Maestría, no publicada: Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Santo Domingo.
-(2007). La República Dominicana en el ciberespacio de la Internet. Ensayo filosófico cibercultural y ciberespacial. Búho

Small, Gary & Vorgan , Gigi ( 2008) . El cerebro digital. Barcelona: Urano

Enlace electrónico

Matos Moquete, Manuel. El chateo: ¿mal uso del lenguaje o nuevo código? fue publicado en el Listín Diario en abril 2006 y reproducido en: http://funredes.org/socinfodo-prueba/com_vir/memoria/0559.html.(Consulta 6 de noviembre de 2009).
Instituto Cervantes (2010).El español, es una lengua viva:
http://www.aulaintercultural.org/article.php3?id_article=3748 (consulta, 1 de noviembre de 2010)