En el texto La dominicanidad viajera 2001, el intelectual Miguel Ángel Fornerín
dice que no existe una nación y una emigración, ni una voz. Que la dominicanidad no tiene asiento,
es viajera, diversa y múltiple.
En su
discurso sobre la dominicanidad viajera, Fornerín desgaja diferentes imágenes
que conspiran contra una visión
esencialista de esta. Lo cual posibilita una cartografía de una sociedad con
rostro fragmentado.
Como
las demás imágenes, esta dominicanidad transida se encuentra fragmentada tiene su historia, que
por tradición ha sido en parte la
historia del hambre, de la falta de institucionalidad, del autoritarismo
político, de crisis de los servicios, como la salud, de la educación y la energía eléctrica.
Esta imagen de la dominicanidad ha sido recurrente, viene y va, opaca a la demás imágenes que tienen rostro de modernización y postmodernización ,de lo analógico y lo digital.
Esta imagen de la dominicanidad ha sido recurrente, viene y va, opaca a la demás imágenes que tienen rostro de modernización y postmodernización ,de lo analógico y lo digital.
Es una dominicanidad transida , fragmentada y disecada por políticos y funcionarios virtuales con
lenguaje momificado que ignoran el
precario vivir de una población que ya no se consterna cuando los sucesos de su
vida cotidiana llevan palabras como estrangular, descuartizar, ahorcar,
degollar, violar, robar, asesinar, ejecución policial, reforma fiscal, e impunidad, corrupción y deuda externa e interna de un Estado funebre.
La
imagen de esa dominicanidad recorre unos espacios divididos entre lo seguro y
lo inseguro, lo virtual y lo real, zonas amuralladas y zonas grises, entre la
fascinación por el consumo y la falta de conciencia ciudadana. Ésta gira alrededor de unos dominicanos con
rostros fragmentados y angustiados, que
han conocido un Estado de malestar y no de bienestar.
De ahí
que ese rostro de la dominicanidad transida se desangre, se despedace, a tal punto que en el XV Congreso Internacional
de Psiquiatría, celebrado en el país a fines de octubre pasado (2012), se haya dicho
que las violaciones sexuales, los feminicidios, las riñas y las delincuencia
comun han estado produciendo un pánico
generalizado.
La
dominicanidad transida vive desgarrada, con ojos de impotencia e
indiferencia, seducida por la seguridad individual y la pérdida de la
solidaridad, razón por la cual a ese
panorama nublado no se le puede llamar progreso, ya que lo que existe en
nuestro país no es un mercado, sino una
sociedad de mercado.
Esta
sociedad ha sido creada por los líderes políticos que a nombre del progreso, la
razón y la historia han descalabrado la convivencia y la cohesión social. Tal
visión de progreso tiene su falla filosófica, ya que nos da cosas, pero no
seres humanos, nos da mercancías e engreimiento social, mas no sentimientos
y alegría.
Este es el panorama, en que
hoy vive la nación dominicana y por el cual se han estados indignandos los
jóvenes net y los nativos digitales. Dicho jóvenes inician un nuevo capítulo en
el país, este tiene que ver con el empoderamiento y la conciencia ciudadana.
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