El planeta es hibrido,
mundo y cibermundo. vivimos en esa hibridez, mientras dicho planeta sigue su
navegación por los confines del universo.
Hay mundo y cibermundo,
pero no todos los seres humanos viven en ambos. Hay uno por necesidad y hay
otro por artificialidad, quien vive en los dos, se mueve en la complejidad,
quien vive necesariamente en el mundo, se mueve en la simplicidad.
Vivir
lo híbrido es recursividad entre el espacio y el ciberespacio, lo real y lo
virtual.
Saber
navegar por los confines del ciberespacio es no naufragar en este o morir
ahogado en los mares de sus informaciones.
Los
valores éticos mediados por lo virtual es un ocultamiento de las miradas, de
los rostros, presencia de los discursos, ausencia de los cuerpos.
Las
redes sociales son fuerzas que sacuden, escenarios virtuales que producen
desplazamientos de los cuerpos a espacios físicos, para producir luchas o
cambios sociales. No hay de otra para las estrategias de la ciber política.
Los
cambios tecnológicos y sociales se
aceleran, son vertiginosos, los terribles de todo es que el ser humano no tiene
la velocidad para adaptarse a estos. Por lo visto el gran dilema de nuestro
tiempo será un problema ético con relación a los cambios tecnológicos y su
posible control.
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